Está claro que a Moyano le preocupa más lo que pasa en la AFA, que lo que les ocurre a los trabajadores.
Tanto que le muestra los dientes a Macri por la intervención de la Inspección General de Justicia en el fútbol, pero todo lo que piensa hacer luego del veto a la ley anti-despidos son ollas populares: nada de paros, marchas, movilizaciones o algo que se le parezca.
Eligió su conflicto, del mismo modo que Macri eligió un enemigo muy útil: la impresentable y corrupta dirigencia del fútbol argentino, de la que él y sus personeros de hoy (Angelicci, Tinelli, D'Onofrio, Lammens y tantos) son parte, no ajenos.
Está muy claro que en la puja por la conducción de la AFA lo único que está en juego es una disputa sobre quien maneja los negocios: la televisación, los sponsors de la selección, sus partidos en el país y el exterior, y tantos más.
Por supuesto que la ofensiva de Macri para controlar el fútbol no es ajena a su idea de que los clubes de transformen en sociedades anónimas, con lo cual sería mucho más fácil aun lavar guita de origen espúreo a través de ellos que ahora, y habría con toda certeza más corrupción. Ver si no lo que pasa en muchas de las grandes ligas de Europa.
En tiempos de los "Panamá Paper's" el presidente que está involucrado en ellos propone el anonimato en la propiedad de los clubes, mientras asfixia a los clubes de barrio con las tarifas, poniendo en riesgo su subsistencia y el rol social que cumplen.
No es casual: es la lógica consecuencia de una forma de ver el mundo, de pararse en la vida y de priorizar unos valores, sobre otros.
Pero aprovecha la ocasión de que enfrente suyo en la pulseada no están dirigentes de la escuela de "Pepe" Amalfitani, ni mucho menos: el desprestigio social de la AFA y la dirigencia del fútbol (ni hablar la de la FIFA) está a la altura de la de los jueces y los sindicalistas, si no es peor.
Remedando lo que hizo Néstor Kirchner al inicio de su gobierno arremetiendo contra la mayoría automática de la Corte menemista, busca legitimarse peleando con una bolsa: les pega a los dirigentes del fútbol, para demostrar que es un cruzado contra la corrupción, mientras las balas de las off shore, los negocios familiares y las cuentas en el exterior le pican cerca.
Claro que en éste caso se le ven las patas a la sota, porque no busca demostrar la autoridad presidencial o acrecentarla para superar la precariedad de origen (Kirchner había obtenido el 22 % de los votos, y asumió porque Menem se bajó del balotaje), sino simplemente hacer negocios, y generar una formidable cortina de humo para distraer de otras cuestiones más acuciantes.
1 comentario:
además les sigue haciendo el gusto a las corpos internacionales, q xejemplo, x medio de jueces estaduales yankis, INTERVINIERON Y ALLANARON la FIFA, y se van a quedar con el Negocio del Football
acá pasará igual, clarín es parte dde sachs, y ahí el cretino Burzaco les dió la sede de esta copa trucha y la AFA
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