LA FRASE

"HABÍA DOS BOTONES, UNO VERDE Y OTRO ROJO, Y YO PENSÉ "EL ROJO DEBE SER PARA VOTAR A FAVOR DE CUBA"." (DIANA MONDINO)

jueves, 25 de marzo de 2021

NEGACIONISTAS

 


Ayer nomás, a propósito del Día de la Memoria, decíamos acá: "Pero también este día nos encuentra comprobando, amargamente, que ciertas certezas no eran tan sólidas ni extendidas como pensábamos, y que muchas imposturas hijas de la corrección política -o los climas de época, irresistibles- dan paso a las pulsiones profundas por reivindicar aquel horror, en clave presente.

Porque hoy, a 45 años de aquel día trágico que fue apenas el primero de muchos días trágicos, sentimos -como una premonición indefinible, pero no por ello menos real- que convivimos a diario con quienes si pudieran, volverían a hacer exactamente lo mismo que entonces."

"Seguramente -en ésta era de ficciones consentidas en las redes sociales- veremos repudios de ocasión a lo sucedido hace 45 años, que se dejarán de lado mañana, para volver a la "total normalidad" que una vez fue tapa. Porque el "videlismo" preexistió a Videla -de hecho lo creó y lo puso a jugar su rol de asaltante de las instituciones elegidas del voto popular-, y lo sobrevive; como que expresa el pensamiento y los deseos profundos de buena parte de la sociedad argentina.".

El repaso de los medios y las redes sociales ayer confirmó las presunciones, y acaso las haya superado: el silencio del poder económico (los grandes empresarios, sus sellos emblemáticos, esos que viven planteando pliegos de exigencias al poder democrático) fue estruendoso, y revelador.

No hubo -como no la hay nunca- la más mínima mención a la fecha, y su significado. La estruendosa omisión de la fecha en la tapa de La Nación se hermana en el tiempo con el "Total normalidad" de Clarín de aquel 24 de marzo de hace 45 años, unidos por el hilo visible de Papel Prensa, el obsequio con el que la dictadura correspondió su complicidad. 

Como no hubo nunca en éstos años algo parecido al arrepentimiento, la autocrítica o la toma de distancia de aquel horror, por parte del poder real: es como si -simplemente- no hubiera ocurrido, o ellos no tuvieran nada que ver. 

Que es justamente lo hasta acá viene decidiendo -por omisión ý encubrimiento cómplice- la justicia argentina, al dejar dormir los juicios que ventilan las responsabilidades de los autores e instigadores civiles de la matanza. Los mismos que, cuando delinean un programa económico y reclaman medidas al gobierno de turno, repiten casi calcados los anuncios de Martínez de Hoz aquel 2 de abril de 1976; porque de hecho fue "su" programa; el que expresaba y aun hoy expresa sus intereses..

Y después están los negacionistas asumidos, que no tienen empacho en negar o minimizar en público la tragedia, o peor aun, justificarla. Porque para gente como Gómez Centurión -por ejemplo- la discusión por los desaparecidos nunca fue matemática: prestemos atención a la remera del tuit de apertura, en lo más macabro: "No fueron inocentes".

Allí está, brutalmente expuesto para el que lo quiera ver, el "en algo habrán andado", "ellos se lo buscaron", "fue una guerra y en toda guerra hay bajas", "si vos no andabas en nada raro no te pasaba nada". Allí está la justificación de lo injustificable: las violaciones, las torturas, las apropiaciones de niños, los vuelos de la muerte, las desapariciones, los fusilamientos.

Y la justificación (que es el corazón conceptual del negacionismo) no pretende solo impunidad por el pasado: está advirtiendo que volver a perpetrar el genocidio, es un futuro posible. Porque las fronteras entre los "subversivos" del orden establecido y sus defensores sigue, en sus mentes tenebrosas, tan difusa como en los años de plomo.

No hay que caer en el error de confundir a los negacionistas con la pobre perfomance electoral de tipos como Gómez Centurión: si a él lo votó apenas un 1 % no es porque niega las desapariciones, o cuestiona su número, sino porque nunca tuvo chances reales de acceder al poder. Porque a Macri, que piensa lo mismo que él pero podía ganar una elección, lo votó el 40 %, después de su desastroso gobierno. Entre otras cosas, porque piensa igual que Gómez Centurión sobre lo que ocurrió en la dictadura.  

Los argentinos nos debemos una discusión sobre como tratar al negacionismo y los negacionistas, si queremos de una buena vez sentar las bases sólidas de una democracia duradera, en la que nadie se sienta tentado de conseguir por otros métodos lo que le niegan las urnas, o que suponga que exterminar a los adversarios es un recurso político legítimo, al que se puede apelar llegado el caso.

Como reza la paradoja de Popper, acaso tengamos que ser intolerantes con la intolerancia, y como hizo Alemania después del nazismo, los campos de exterminio y los juicios de Núremberg, los que nieguen el genocidio argentino o intenten justificarlo, deban pagarlo con la cárcel. Como para que aprendan que hay cosas con las que no se juega.  

Tuits relacionados: 

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Nos debemos una ley de delitos de pensamiento?
Ojo, de acuerdo con el planteo de fondo, pero no quiero que en 10 años un librero vaya en cana por publicar o vender libros que dicen que Santucho no era un buen muchacho, o que se prohíban los libros del tata yofre.
La libertad de pensamiento es algo irrenunciable.

Mejor pongamos la ficha en juzgar la Pata civil (y financiera) de la dictadura. Para la pavada ya está del caño (y de este lado Donda)

La Corriente Kirchnerista de Santa Fe dijo...

Discutir cosas resueltas por la justicia en autoridad de cosa juzgada, como que hubo violaciones sistemáticas a los derechos humanos, un plan de exterminio y eventualmente genocidio, no tiene nada que ver con la libertad de pensamiento. El post habla claramente de eso, no de otra cosa.

Anónimo dijo...

Se entendió, pero termina haciendo una referencia directa a las normas europeas de ese tipo, a las que no adhiero.

gorila gorila dijo...

Delito de opinión no.
La apología es otra cosa.
Además pensar que una legislación de ese cuño nos blindaría es puro pensamiento mágico.

La Corriente Kirchnerista de Santa Fe dijo...

Nadie habla de blindar nada. Sí de que el que incurre en un delito (si se lo define como tal) vaya en cana. Nada más. Hay que leer, no proyectar.

Anónimo dijo...

No, se Lee y se interpreta.
Uds hacen reenvío a leyes que ya se aplicaron en Alemania, que son leyes de pensamiento o de opinión. Leyes que no permiten ningún tipo de investigación sobre un tema en particular de la segunda Guerra mundial. Todo lo demás se puede estudiar, dudar e investigar. Todo. Menos eso. So pena de prisión.
Así que no se proyecta nada. Uds lo dicen claramente.

Ahora, claramente cuando se Lee en redes sociales invitaciones o deseos o cualquier tipo de apología de la dictadura como modelo, o de un nuevo golpe de estado, eso puede ser un delito y en su caso, penado.

Asi que, retomando y resumiendo, uds no hablan de delito de opinión ni de legislar de forma que lo que hoy puede encuadrarse como apología del delito se transforme en una ley de pensamiento que prohíba la investigación de hechos humanos del pasado conforme a la metodología histórico sociológica.
Estamos todos de acuerdo entonces.

Anónimo dijo...

Claramente. por eso digo que apuntar a meter en cana a los empresarios que apoyaron y se beneficiaron de la dictadura, así como confiscar los bienes mal habidos, es un camino más eficaz y eficiente.

Por lo demás, lo unico que salva a los estados de ser tomados por la fuerza es la incapacidad factica de tomar el poder por la fuerza.

La Corriente Kirchnerista de Santa Fe dijo...

Listo, quedamos así. Será como vos digas.