Hace un tiempo te contábamos acá sobre el Museo del Deporte de Rosario, un proyecto en el que el gobierno provincial invertirá 79 millones de pesos; y en esta otra entrada te mostramos el Decreto 3002 del año pasado, por el cual contrató en forma directa a Museos Deportivos S.A. para armar el "anteproyecto".
El decreto al cual corresponden las imágenes que ilustran el post vuelve a contratar -otra vez en forma directa, sin licitación- a la misma empresa, para desarrollar la "segunda etapa"; de modo tal que la inversión sólo en éste rubro ("desarrollo del anteproyecto") ascenderá a $ 3.043.400.
El costo total de la obra treparía así por encima de los 82 millones de pesos, sin contar futuros "adicionales de obra", "trabajos extracontractuales", "redeterminaciones de precios" y similares; como es habitual.
El nuevo decreto reitera los desopilantes argumentos del anterior, para justificar por qué no se hizo licitación para elegir a la empresa en cuestión:
O sea: en esta materia al parecer "nada es medible", pero sí presupuestable: el propio decreto demuestra que la empresa no cobra en valores conceptuales abstractos, artísticos, conceptuales o intangibles, sino en plata. Y bastante.
Y toda la sanata sobre la "inmedibilidad" se va al carajo, ante el verdadero argumento de peso para volver a contratar a Museos Deportivos S.A.: como ésta empresa ya hizo la primera parte del trabajo (para el cual la eligieron a dedo), es mejor que lo terminen ellos, y listo.
¿Nos enteraremos después que hay una tercera etapa, o más etapas?
Como dato de color, un poco de glosario de términos progresistas para ilustrar a los incultos sobre el verdadero significado de todo esto, no sea cosa que algún burro -que nunca falta- crea que se trata simplemente de un curro. Lean y aprendan:
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