LAS ALARMAS EMPIEZAN A SONAR PARA LOS AHORRISTAS

Por A.C.

El gobierno de Macri dispone de una herramienta sumamente peligrosa para los ahorristas, la vigente Comunicación A 6105 del Banco Central.

A partir de la misma, el Estado macrista puede usar los dólares depositados en cuentas bancarias para  financiarse, es decir que se encuentra habilitado legalmente para adueñarse de los dólares depositados en las cuentas de los ahorristas.

Ësta norma que habilita al Gobierno a tomar parte de los dólares depositados para financiar al Tesoro Nacional, reinstaura una herramienta financiera que estaba prohibida desde el año 2002, luego de las desastrosas consecuencias que la aparición del corralito y el final de la convertibilidad tuvieron para quienes tenían su dinero depositado en los bancos.

Y en una coincidencia llamativa e intranquilizadora, la decisión proviene del Banco Central, cuyo presidente, Federico Sturzenegger, también se desempeñó como Secretario de Política Económica durante el Gobierno de Fernando De la Rúa, creador del célebre corralito y del posterior estallido económico de Diciembre de 2001, cuando sencillamente se despojara a todos los ahorristas de su dinero.

Dificilmente puedan borrarse la imágenes de la gente reclamando por sus ahorros, golpeando en las puertas de las entidades bancarias cerradas, bancos que entonces se hicieron los desentendidos frente a los justos reclamos, mientras sus casas matrices se despegaban apresuradamente de sus filiales en Argentina para no afrontar esa colosal deuda. Solo mucho tiempo después y debiendo recurrir a acciones judiciales, un sector de los ahorristas recuperó en parte sus depósitos.

Por aquella nefasta experiencia, durante los 12 años de la gestión del kirchnerismo, los depósitos en dólares sólo podían ser prestados al sector privado, y los préstamos se otorgaban para actividades vinculadas a la exportación, aquellas que justamente generan dólares, y por lo tanto se encontraba garantizado el reingreso de las divisas obtenidas en los préstamos.

De esa manera, durante los tres períodos de gobierno de Nestor y Cristina Kirchner, jamás se tocó un solo dólar de los depositantes, ni para financiar al Tesoro, ni para cancelar vencimientos de deuda externa, ni para ninguna otra necesidad del Estado. Pero cambiamos, y ahora el presidente Macri, cuya gestión ha generado un déficit fiscal y cuasifiscal monstruoso y un endeudamiento externo récord (53.000 millones de dólares solo en el año 2016), también empieza a echar mano a los depósitos de los ahorristas.

Muchos de quienes golpeaban las puertas cerradas de los bancos en el año 2001, habían votado a la Alianza en 1999. Probablemente, algunos de ellos volvieron a votar a la nueva Alianza Cambiemos en 2015, y quizás ahora tampoco les preocupe que Sturzenegger esté a cargo del Banco Central. La sicología tal vez podrá explicar éste fenómeno, para el que personalmente no encuentro explicación.

A partir de la Comunicación A 6105, los dólares que están depositados en cuentas bancarias, están a disposición de los bancos para prestarlos libremente, y una alternativa que expresamente establece la Comunicación, es financiar al Estado (Punto 2.1.14), como puede verse aquí. 

La única causa de ésta Comunicación, es la desesperación del gobierno de Macri por encontrar fuentes de financiamiento ante el descalabro económico actual. Según estimaciones del mercado, y en base al total de los depósitos privados, a través de esta medida el gobierno podrá obtener entre 3.500 y 4.500 millones de dólares.

En el marco de la política económica macrista que demuestra claramente no ser sustentable, con una caída estrepitosa de la actividad productiva y por lo tanto con importante disminución de la recaudación impositiva, sumado a la eliminación de retenciones y sistemática fuga de divisas, donde el endeudamiento externo es la única alternativa que muestra el gobierno para intentar paliar los efectos destructivos de su política económica, que éste gobierno pueda disponer de los depósitos bancarios, es una alarma que sería poco inteligente ignorar.

Los ahorristas dirán si asumen el riesgo de repetir experiencias desastrosas de un pasado no muy lejano, sobre todo si en la obra se observan los mismos protagonistas, entre ellos el Sr. Sturzenegger.