“Estamos aislados del mundo”, “Nos peleamos
con todos”, “No se puede manejar la política exterior en base a ideologías”,
“La Cámpora copó la chancillería y el servicio exterior perdió total
profesionalidad”, “Hay un mundo ávido por comprar lo que nosotros vendemos”,
“Tenemos una de las tres o cuatro economías más cerradas del mundo”, “Tenemos
que volver a respetar las normas de la OMC, con las que funciona todo el
mundo”, “Aspiramos a convertirnos en el supermercado del mundo”.
Puede que falte
alguna en la enumeración, pero en ese puñado de lugares comunes y frases hechas
-repetidas por años durante el kirchnerismo, cuando eran opositores- está
encerrada la idea que tiene el macrismo de como funciona el mundo al que
“volvimos”, como quiere que nos insertemos en él y como manejar en consecuencia
con ese objetivo, la política exterior del país.
Con casi medio
mandato de Macri cumplido, los resultados están a la vista, y no son
precisamente los mejores: incurren en todos y cada uno de los errores que nos
achacaban a nosotros, corregidos y aumentados.
Como se puede ver
en los episodios de ésta semana y la anterior, ligados a la relación con los
Estados Unidos y el intercambio comercial: después de la visita del
vicepresidente yanqui Pence al país y de que éste virtiera abundantes elogios
sobre Macri y su gobierno, ellos consiguieron que abriéramos nuestro mercado a
la importación de cerdos made in USA (con serios riesgos sanitarios de por
medio), poniendo en riesgo 39.000 puestos de trabajo de la cadena de la industria
porcina en todo el país.
Y a cambio de tanta
generosidad, conseguimos que todavía no habiliten nuestras exportaciones de
limones para allá (que mueven, con todo el viento a favor, unos 50 millones de
dólares al año) y le acaban de cerrar la puerta al biodiésel; que generaba
divisas para el país por unos 1200 millones de dólares anuales, o sea 24 veces
más que los limones que todavía no entraron a los Estados Unidos.
Una medida que es
particularmente perjudicial para la provincia de Santa Fe, donde se produce el
80 % del biodiésel del país, y se exporta el 90 % de esa producción al mercado
norteamericano: corren serio riesgo plantas industriales, inversiones que
significaron agregado de valor en las exportaciones y -por supuesto- muchos
puestos de trabajo.
Puestos a evaluar
la agenda comercial bilateral entre la Argentina y los Estados Unidos no se nos
ocurre un tema más relevante, puesto que la venta de tubos de acero sin costura
que le interesaba al Grupo Techint, la multinacional con sede en Luxemburgo y
negocios en el país lo resolvió instalando una planta en el país del norte (que
insólitamente Macri fue a inaugurar, en su último paso por allá), mientras
suspendía y despedía empleados acá.
A nadie que
entienda como funciona realmente el mundo y conozca las reglas de juego del
comercio y la política internacionales (es decir, a nadie que no sea un
completo zapato como Macri y sus funcionarios) puede sorprenderle que las cosas
sean como son, y terminen como terminaron: en un estrepitoso fracaso de nuestro
gobierno en asegurar mercados para exportaciones nuestras, que incluso
benefician a un sector (como el ligado a la transformación de la producción
agropecuaria) que les es absolutamente afín.
Y eso que al
gobierno y al propio Macri no le faltaron gestos de obsecuencia y sumisión con
la administración Trump, tras haber cometido el papelón diplomático de
involucrarse abiertamente en la campaña electoral yanqui, y para peor del lado
de la perdedora, Hillary Clinton.
De allí para acá, “Cambiemos” y su sistema de
medios adictos trataron de convencernos de que el episodio quedó superado por
la “diplomacia personal” del presidente, que apeló a su presunta amistad con
Trump, forjada en el mundo de los negocios: de la sofisticación al paisanismo cholulo,
sin escalas.
El presidente de la
primera potencia mundial (que fue muy claro en su campaña como candidato
respecto a como conduciría estas cuestiones) hizo lo que cualquier lídser de un
país importante hace: manejarse por intereses concretos, más que por abstractos
principios ideológicos; que por cierto, no deja de enunciar porque le sirven
para mantener entretenidos a los amateurs como Macri, que aunque abjuren de las
ideologías, sí se manejan por ellas en los asuntos de política exterior.
En consecuencia con
eso, los Estados Unidos y su presidente toman de nosotros lo que les sirve,
como por ejemplo el rol de ortiva regional que se autoasignó Macri respecto a
Venezuela, que les permite a ellos no ser el foco exclusivo de las críticas por
asediar a la administración de Maduro; y repartir esas cargas con otros.
Y lo que no les
sirve porque pone en riesgo sus propios intereses nacionales (como los de sus
productores de biodiésel) lo desechan, sin miramientos ni complejos, sin
derramar ni una lágrima en el altar del sacro santo comercio libre: así fueron
y serán siempre las cosas, aunque algunos paparulos (como nuestro presidente)
no se enteren, sino hasta que la cuestión les termina estallando en las
narices.
Perón decía que la
verdadera política, era la política exterior, y eso es así porque vivimos
insertos en el mundo (queramos o no, no existe tal cosa como “estar aislados”
de él, y no tenemos escala para modificar nosotros solos las reglas con las
cuáles funciona; pero además porque la política exterior es la proyección hacia
fuera de la interior.
Y un país que pone en marcha un modelo que debilita
la cohesión social y la “densidad nacional” (por usar la conocida expresión de
Aldo Ferrer) debilitando nuestras propias capacidades (cuestión muy visible en
los retrocesos en el desarrollo del plan satelital, la inversión en ciencia y
tecnología o el plan de negocios de YPF) no puede proyectar hacia fuera una
imagen que lo haga merecedor de respeto, o lo coloque en posición de negociar
exitosamente en defensa de sus propios intereses nacionales.
5 comentarios:
#Biodiesel relaciones carnales sin vaselina sin mantequilla sexo hardcore
Si el "Aceitoso" lo apura le declaramos la guerra a Venezuela.
Es lo que se llama una ¨bajada de lienzos¨ sin condiciones. Sin vergüenza.
Esto es Macri muchachos. Un heredero gastador. Un inútil.
Un eterno armador como su padre, de equipos para saquear al Estado, mientras miente y grita "ahí están los ladrones", para que la gilada mire para otro lado mientras él y su banda se llevan a paladas el dinero ajeno.
Cuando la realidad te pega en la cara, por ejemplo con el biodiesel,como no te van a enternecer los termocéfalos que lo votan.
El Colo.
El gobernador de Santa Fe, que se vaya preparando para una mojadita más de oreja, de parte del presidente. Un daño más para la pcia. y van...
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