La derrota de la fórmula del FPV/PJ en el balotaje presidencial del 2015 trajo como consecuencia que se empezara a hablar del ocaso definitivo del kirchnerismo, la salida de escena política de Cristina y el rearmado del peronismo en torno a nuevos liderazgos; que construirían el "post kirchnerismo".
En un ciclo de gobierno que se iniciaba, con "luna de miel" incluida con la sociedad, y de una fuerza a la que algunos se apresuraron a catalogar de "nueva derecha moderna y democrática", no fueron pocos los opositores (en especial en el peronismo) que vieron como algo positivo la normalización de relaciones con el sistema financiero internacional, clausurando el diferendo con los fondos buitres; con el argumento que de ese modo se abrirían para las provincias los mercados de capitales para conseguir financiamiento accesible para obras de infraestructrura.
En ese contexto, ganó rápidamente terreno en el peronismo "con responsabilidades institucionales" (los gobernadores, el bloque del Senado, parte de los diputados) la idea de hacerle al gobierno de Macri una "oposición responsable y constructiva"; incluso con ofertas de firmar una Moncloa criolla incluyendo -además del sistema político institucional- al poder real; al que el peronismo post kirchnerista en construcción le ofrecía enterrar el hacha, garantizando un horizonte exento de conflictos como los de las retenciones móviles, o la ley de medios.
Ese giro se daba además en un nuevo marco regional e internacional, que hacía presumir un resurgimiento de las derechas para establecer una nueva y perdurable hegemonía; lo que hacía difícil establecer cuanto había de convicción ideológica, y cuanto de pragmático en el giro propuesto.
En ese contexto, ganó rápidamente terreno en el peronismo "con responsabilidades institucionales" (los gobernadores, el bloque del Senado, parte de los diputados) la idea de hacerle al gobierno de Macri una "oposición responsable y constructiva"; incluso con ofertas de firmar una Moncloa criolla incluyendo -además del sistema político institucional- al poder real; al que el peronismo post kirchnerista en construcción le ofrecía enterrar el hacha, garantizando un horizonte exento de conflictos como los de las retenciones móviles, o la ley de medios.
Ese giro se daba además en un nuevo marco regional e internacional, que hacía presumir un resurgimiento de las derechas para establecer una nueva y perdurable hegemonía; lo que hacía difícil establecer cuanto había de convicción ideológica, y cuanto de pragmático en el giro propuesto.
La CGT en ese esquema hizo rápidamente el tránsito de una unidad armada en las vísperas del gobierno de Macri para ofrecerse como soporte sindical de un posible liderazgo de Massa en el peronismo (el mismo Massa que poco después iba a Davos ungido por Macri como futuro líder del peronismo), a pieza sindical de la gobernabilidad macrista; acaso confiando en las promesas electorales de "Cambiemos" en cuanto a que el kirchnerismo era un "piso" desde el que se avanzaba, por ejemplo eliminando el impuesto a las Ganancias para los trabajadores.
Como se dijo que la derecha que había llegado al poder no era igual a la que siempre hubo en el país, se suponía también que a Macri, un pragmático que ya había incluido a peronistas en su gobierno en la ciudad, no le molestaría hacerlo en el país; neutralizando así el anti peronismo vintage con saudades del 55' de los radicales y algunos de sus apoyos.
Y así de a poco un peronismo (incluyendo al sindicalismo de la CGT) manso, sin bordes conflictivos, sería aceptado en los salones de la oligarquía, y estaría naturalmente en lista de espera para suceder a "Cambiemos"; mientras Cristina y el kirchnerismo se diluían, a fuerza de carpetazos y trasegar por las pasillos de los tribunales, y sus votos, resignada y mansamente, serían reabsorbidos por ese peronismo "tolerable".
28 meses después, nada (o casi nada) es como parecía entonces: la derecha no es ni moderna ni de cerca democrática, su programa y su modelo son los mismos de siempre, es anti-kirchnerista porque es esencialmente anti-peronista, y esta vez vino en variante voraz, ávida por acomodar rápido los papeles de los negocios privados propios, antes que todo: blanqueo de capitales, endeudamiento para fomentar la bicicleta financiera y la fuga de capitales, curros de diseño por doquier, orquestados desde el aparato del Estado en sus más altas instancias; comenzando por el propio presidente de la república.
En ese modelo no hay lugar (nunca lo hubo) para el empleo de calidad y bien pago, la industria nacional, el mercado interno, la autonomía nacional, la integración, cohesión y mayor equidad social: es decir, no hay lugar para el peronismo y todo lo que representa, al menos para el que sea digno de llamarse así, con respeto a su propia tradición histórica.
Cristina, mientras tanto, sigue siendo Cristina: aun perdiendo en PBA, ganó las PASO con una fuerza gestada desde la nada, forzó al gobierno a poner toda la carne en el asador para ganarle y sigue siendo la opositora más votada en todo el país, por lejos; mientras los peronistas "amigables" perdieron casi todos aun en sus propios distritos (la cercanía con Macri se reveló una peste electoral), el "peronismo racional" nunca despega, no tiene peso, ni candidato ni discurso; si no es en relación al rechazo a Cristina, que les preocupa más como límite que el propio Macri, para el cual de ese modo terminan jugando objetivamente.
Los gobernadores están lejísimos de ser (individualmente y en conjunto) el actor político relevante que muchos supusieron serían, tanto que no son pocos los que solo piensan en desdoblar elecciones para salvar la ropa en sus respectivos terruños; y evitar caer en lo que suponen un seguro desastre electoral el año que viene; con lo que vuelven a demostrar -una vez más- su escasez de miras: en una realidad cambiante, la certeza de reelección segura y largo ciclo macrista que arrojaban las elecciones de octubre pasado crujió y se hizo pedazos, en unos pocos meses y ajuste mediante (reforma previsional, tarifazos, salarios a la baja, inflación que no cede, empleos industriales en riesgo).
Los gobernadores están lejísimos de ser (individualmente y en conjunto) el actor político relevante que muchos supusieron serían, tanto que no son pocos los que solo piensan en desdoblar elecciones para salvar la ropa en sus respectivos terruños; y evitar caer en lo que suponen un seguro desastre electoral el año que viene; con lo que vuelven a demostrar -una vez más- su escasez de miras: en una realidad cambiante, la certeza de reelección segura y largo ciclo macrista que arrojaban las elecciones de octubre pasado crujió y se hizo pedazos, en unos pocos meses y ajuste mediante (reforma previsional, tarifazos, salarios a la baja, inflación que no cede, empleos industriales en riesgo).
El gobierno es lo que se ve, y no hay nada más detrás de lo visible: un modelo de deuda, valorización financiera y fuga de capitales, negocios privados facilitados desde el poder público, represión de la protesta social y persecución de la disidencia sindical y política; en una espiral que ya está alcanzando incluso a los "amigables" (como lo comprueba la detención de Fellner y las amenazas para Peppo, o la propia intervención del PJ nacional), y tiende cada vez más a la concentración de poder, en la misma medida en que pierde plafond social, y justamente por ese motivo.
Y la oposición peronista se sigue debatiendo sin dar la discusión que viene esquivando (o llamando de otro modo, como la excusa de "mí límite son los procesados o con causas en la justicia") desde diciembre del 2015; que no es precisamente la "autocrítica" para analizar las razones de la derrota, otro imperativo que se nos presentó estos dos años como insoslayable, y ha quedado sepultado bajo el peso de la realidad; que impone otras urgencias.
La discusión real hacia el interior del peronismo está planteada -se diga o no- entre la nostalgia del menemismo (muy visible en algunos como Pichetto o Schiaretti), las ostensibles afinidades con el macrismo (Urtubey) y la pregunta acerca de cual fue en rigor la excepcionalidad en la historia del peronismo post dictadura: si esa década en la que arrió sus banderas históricas para asirse a las del enemigo, o los años kirchneristas que retomaron esas banderas para ponerlas en acto desde la conducción del Estado.
La discusión real hacia el interior del peronismo está planteada -se diga o no- entre la nostalgia del menemismo (muy visible en algunos como Pichetto o Schiaretti), las ostensibles afinidades con el macrismo (Urtubey) y la pregunta acerca de cual fue en rigor la excepcionalidad en la historia del peronismo post dictadura: si esa década en la que arrió sus banderas históricas para asirse a las del enemigo, o los años kirchneristas que retomaron esas banderas para ponerlas en acto desde la conducción del Estado.
La valorización de la década larga kirchnerista y su apropiación como parte de la experiencia histórica del peronismo, en lugar de negarla o vivirla como una ocupación extranjera en la fuerza creada por Perón, es el pre requisito mínimo para articular la unidad del peronismo primero, y de la oposición después.
No acríticamente, sino marcando los errores, reclamando lo que faltó o lo que hizo mal, pero partiendo de esa base, porque la cosa es por ahí: con industria nacional, mercado interno, consumo, salarios altos, ampliación de derechos, desendeudamiento, política exterior independiente con preferente inserción regional, defensa irrestricta de los derechos humanos. No es una cuestión de liderazgos actuales o candidaturas futuras, sino de identidad y proyecto político.
No acríticamente, sino marcando los errores, reclamando lo que faltó o lo que hizo mal, pero partiendo de esa base, porque la cosa es por ahí: con industria nacional, mercado interno, consumo, salarios altos, ampliación de derechos, desendeudamiento, política exterior independiente con preferente inserción regional, defensa irrestricta de los derechos humanos. No es una cuestión de liderazgos actuales o candidaturas futuras, sino de identidad y proyecto político.
Todo ello en un contexto de gobernabilidad futura mucho más complicado que el solo análisis de las posibles perspectivas electorales: retroceso de la política, pérdida creciente de su autonomía y del poder arbitral del Estado a manos de las lógicas corporativas, que además lo están colonizado para desangrarlo; y con excrecencias pre-democráticas que se sobreponen a las autoridades electas por el pueblo: poder judicial, medios hegemónicos, servicios de inteligencia, fuerzas de seguridad; factores que a veces parecen lo mismo y otras directamente lo son, de tan borrados que están sus límites.
Territorios pendientes de avances para la construcción democrática, o de volver sobre lo intentado como pasó durante el kirchnerismo con la discusión sobre el rol de los medios, o las reformas al aparato de inteligencia; y si alguien ha demostrado en la historia de éste país capacidad para avanzar en el ensanchamiento de los límites de la democracia, ha sido el peronismo, mal que les pese a muchos.
Territorios pendientes de avances para la construcción democrática, o de volver sobre lo intentado como pasó durante el kirchnerismo con la discusión sobre el rol de los medios, o las reformas al aparato de inteligencia; y si alguien ha demostrado en la historia de éste país capacidad para avanzar en el ensanchamiento de los límites de la democracia, ha sido el peronismo, mal que les pese a muchos.
Pero no insistiremos nunca lo suficiente en este punto: para seducir al electorado macrista (a su núcleo duro), ya está Macri y en ese terrreno es imbatible; pero mientras el peronismo dirigencial no se asuma como opositor (es decir, dispuesto a hacer lo contrario de lo que está haciendo el gobierno), y en esa asunción incluya a Cristina, al kirchnerismo y a la experiencia kirchnerista como parte de su propio derrotero histórico, seguirá perdiendo el tiempo y transitando hacia su esterilidad política, y seguramente también electoral; por la simple y sencilla razón de que la mayoría de los peronistas de a pie que votan ya lo han hecho: mal se puede intentar seducir a los "ajenos", cuando se sigue una estrategia política desacertada que lo primero que logra es espantar a los "propios".
1 comentario:
Es el error de José Natanson, que de para la publicidad de su último curro, digo libro, paso de alabar a la derecha democrática a primero decretar la disolución del kirchnerismo, y al ver que eso no le daba morlacos, a criticar las medidas de la banda que pulula alrededor del sillón de Balcarce, demostrando que por izquierda o derecha gorila, ya no tienen esperanzas de mantener viva la llama neoliberal o de la ya ya muy anticuada tercera vía.
Hemos leído una y otra vez al admirado y estimado Manolo hablar del Big Data, y sin embargo......, la realidad demuestra que el núcleo duro de los votos macristas no está precisamente entre los que habitan las redes sociales, a pesar de los ingentes esfuerzos y contratos de especialistas del exterior, otra mentira revelada acerca del buen manejo de los trolls locales que en realidad es instrumentada por consultoras que además de manejar eso son provistas de los datos legalmente robados en el país por la JGM, decía que a pesar de todo eso, los votos de los menores de 45 años son de mayoría K, mientras que su fuerte está anclado en gente de gran edad y bajos recursos forzados a consumir la basura televisiva suministrada por programas supuestamente neutros como los magacines encabezados por el de la Fabiani, sin pensar en la posible existencia de propaganda subliminal inserta en la programación del multimierdos, para el que la ética nunca fue obstáculo y cuyo lema siempre fue que la realidad y la verdad no arruinen la noticia.
Aún hoy después del sogazo del ajuste previsional, que solo es anticipo por las posteriores medidas de desfinanciamiento de la ANSES, ese sector todavía habla del son todos chorros y se robaron todo, cuando desde diciembre del 2015 han perdido el 40% de su ingreso medido en dólares, que anticipa su real pérdida de capacidad adquisitiva, y no solo lo dicen, las encuestas dicen que siguen siendo votantes de la banda, aún sabiendo que la Hiena Heidi tiene en sus arcas 44 mil millones que les pertenecían a ellos.
Stop Fly pasajeros Bondi Arbus para pasajeros y equipajes de la lowcost
Nunca menos y abrazos
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