LA FRASE

"HABÍA DOS BOTONES, UNO VERDE Y OTRO ROJO, Y YO PENSÉ "EL ROJO DEBE SER PARA VOTAR A FAVOR DE CUBA"." (DIANA MONDINO)

lunes, 17 de mayo de 2021

¿EL PLAN ES PERDER?

 


Que el macrismo dejaba un país destrozado se sabía, incluso antes de que se formara el "Frente de Todos". De hecho, éste se formó con la confluencia de los que advirtieron eso desde el principio, y los que volvieron sobre sus propios pasos cuando comprobaron que, contra lo que pensaban, lo destrozaba tanto y tan rápido que no iba a haber macrismo por varios años.

A menos claro -y éste fue el otro punto de acuerdo- que se organizara alguna alternativa política para impedirle que se perpetuara en el gobierno, y siguiera destrozando todo. En sopesar la capacidad de daño del proyecto económico y social de la derecha hubo entonces -o pareció haberlo- un punto de contacto y entendimiento. Quizás no haya habido -ni entonces ni ahora- el mismo grado de consenso respecto a las formas de salir de la crisis, un debate interno del actual oficialismo que, no por asordinado, no existe, y condiciona en parte el rumbo del gobierno.

Luego vino la pandemia, y acá tampoco puede haber discusión: solo pudo agravar un cuadro que ya de por sí era complejo, creando otro condicionamiento. De modo que lo primero que debe hacerse es dejar de discutir obviedades, o suponer que los que hacen (hacemos) señalamientos críticos al rumbo del gobierno ignoran (ignoramos) los condicionamientos reales en los que éste se desenvuelve.

Las elecciones legislativas de éste año son de importancia crucial no solo porque van a definir la correlación de fuerzas en el Congreso con la que Alberto Fernández transitará la segunda mitad de su mandato, sino porque esa correlación de fuerzas parlamentarias determinará también que iniciativas puede impulsar el gobierno con chances de concretarse y cuáles no, sentado ya -la evidencia es clara al respecto- que el único consenso posible con el anterior oficialismo es aplicar el programa que la gente rechazó en las elecciones del 2019: tanto estaba claro que el macrismo destrozó todo, que precisamente por eso ganamos, parece obvio recordarlo por momentos, pero es así.

Y en éste contexto, no está claro cual es el plan político del gobierno de cara a esas elecciones trascendentes, en función del cual se debería alinear el plan económico: nadie gana elecciones aumentando tarifas, del mismo modo que nadie vota por el superávit fiscal, o porque logremos cerrar un acuerdo con el FMI. Por el contrario, es muy posible que las medidas que debamos tomar para lograrlo, nos lleven a perderlas.

Desde Vicentín al anuncio de subsidios para los tomadores de préstamos UVA, pasando por el manejo de la pandemia y la discusión sobre las clases presenciales, el gobierno parece empeñado en agotar todos los esfuerzos posibles para contentar a quienes no nos votarían bajo ninguna circunstancia; desatendiendo los reclamos de su propia base electoral suponiendo que ésta está asegurada, a todo evento. Un error de apreciación que podría ser fatal porque se vota -no únicamente, pero sobre todo- con el bolsillo, y el hambre puede ser mala consejera a la hora de poner el sobre en la urna.

El año pasado, al comenzar la pandemia, el presidente dijo que entre la economía y la salud, priorizaba la segunda. Una definición tan lejana en el tiempo, como en la realidad: las cifras de contagios y muertes por el virus ya pesan en rojo en la balanza de la opinión pública, y una oposición que juega en los bordes de la democracia se encargará de que así sea; y la economía no es que esté dando muchos motivos como para esperanzarse que digamos, al menos si se la mira desde las preocupaciones del hombre de a pie.

La unidad de la coalición oficialista no está -hoy- en zona de riesgo, o al menos no se advierten sectores importantes que estén anunciando públicamente que van a sacar los pies del plato, ni siquiera los que formulan (formulamos) críticas. De hecho, esas críticas apuntan a retomar el rumbo que fue plebiscitado en las urnas en agosto y octubre del 2019: para críticas que haría el macrismo, quedan los verdaderamente funcionales al macrismo, como Randazzo.

Pero la unidad es una condición necesaria y no suficiente para ganar las elecciones, y tampoco puede ser un compromiso de todos los sectores internos del FDT para, en caso de ganar las elecciones y controlar ambas Cámaras del Congreso, ejecutar el día después una profundización del ajuste. Porque como decía Néstor, "unidad sí, pero no para bajar banderas".

Y lo que se ve hoy, es un gobierno que está poniendo sus mayores esfuerzos en conseguir vacunas por un lado, y en cerrar el frente externo con sendos acuerdos con el FMI y el Club de París, por el otro. A eso apuntan el freno del gasto público (que crece por debajo de la inflación), la discusión por los subsidios, el aumento de tarifas y combustibles, las jubilaciones y salarios que pierden con la inflación  o le empatan sobre la hora sin recomponer el poder adquisitivo perdido en cuatro años de macrismo y uno de pandemia, el aumento con velocidad de caracol del SMVM. Que no nos guste llamarlo ajuste porque lo ejecuta el gobierno que votamos, no significa que no lo sea. 

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Concuerdo, salvó en la importancia de las legislativas.
A mí entender, del resultado interno de las legislativas depende la unidad del FDT. Si el Massismo consigue mayoría (interna) puede ver la oportunidad de acelerar su expansión dentro del gobierno; además, claro, de que significaría profundizar la agenda del FR en perjuicio de la nuestra (cfK).

Por lo demás, si conseguimos que las bancas Kirchneristas aumenten, la relación de fuerzas va permitir un manejo más aceitado del ejecutivo hasta el fin del mandato.

Sin embargo, nada de eso va a importar si Guzmán continúa al frente de economía, al menos con ese modelo de pensamiento y su ridículo pataleo de mantener en 29% la meta de inflación.

Anónimo dijo...

Con heladeras vacías no se ganan elecciones. Y se duerme mientras los formadores de precios saquean a la población. No hay paritaria que pueda igualar la inflación en alimentos.
Pero hoy el gobierno decidió suspender las exportaciones de carne por 30 días.
¿El gobierno habrá decidido sacarse el pijama?
El Colo.