La pulsión autoritaria por saltarse las normas y actuar como si éstas no existieran es connatural a nuestra derecha, desde siempre, aunque cuando gobiernan otros, lloren república: cosa tal como una "nueva derecha moderna y republicana" solo pudo existir en la imaginación de algún despistado como Natanson.
Y el gobierno de Milei no es la excepción, sino la confirmación de la regla: decíamos acá los otros días que el presidente "...no tomó nota que la reforma laboral contenida en el DNU fue declarada nula por la justicia y la reforma política contenida en la ley ómnibus fue rechazada en el Congreso;...", y fue en ese contexto que anunció el cierre de la agencia Télam, proceso en el que el gobierno avanzó directamente por las vías de hecho, porque no ha dictado acto administrativo alguno que lo disponga, y ni siquiera puede pretender que su obrar está respaldado en el DNU 70.
En efecto, la norma (cuestionada en la justicia y pendiente de debate en el Congreso) deroga en su artículo 40 la Ley 20705 de Sociedades del Estado (Télam lo es), pero eso surte efectos hacia futuro: el Estado no podría constituir nuevas SE, más no necesariamente disolver las existentes. Y esa ley establece en su artículo 5 que la la liquidación de las Sociedades del Estado exige una ley del Congreso, en cada caso.
De hecho, el mismo DNU indica el procedimiento a seguir para eso en su artículo 48: "Las sociedades o empresas con participación del Estado, cualquier sea el tipo o forma societaria adoptada, se transformarán en Sociedades Anónimas. Esta disposición comprende a las Empresas del Estado que no tengan una forma jurídica societaria, las Sociedades del Estado, las Sociedades Anónimas con Participación Estatal Mayoritaria, las Sociedades de Economía Mixta y todas aquellas otras organizaciones societarias donde el Estado nacional tenga participación en el capital o en la formación de las decisiones societarias y no se encuentren constituidas como sociedades anónimas."; y establece en su artículo 51 un plazo de 180 días para la inscripción de las sociedades estatales transformadas en anónimas en el Registro Público de Comercio, cumplido lo cual recién podría disolverse, por resolución de asamblea.
Salteándose todos los pasos que ellos mismos diseñaron, el gobierno valló la agencia, la rodeó de policías impidiendo el acceso de sus trabajadores (violando además las leyes laborales) y les notificó por mail que se tomaran una semana de licencia, como paso previo a ser despedidos. Todo eso vulnerando el artículo 9 de la Ley 19549 de procedimientos administrativos al proceder por las vías de hecho (como una dictadura), por no estar la decisión respaldada por ninguna norma legal o administrativa.
El mensaje es claro y consistente con las amenazas de Milei en el Congreso: si le aprueban sus reformas avanzará con ellas, y si no también, salteándose las normas si fuera necesario porque considera que a él no se le aplican, o no pueden entorpecer lo que entiende como una suerte de misión mesiánica o celestial.
Pero como hemos dicho antes, el asunto no es solo lo que haga el desequilibrado mental que nos gobierna y sus acólitos, sino la reacción del resto que se lo permita o no: con diferencia de días Cristina primero en su documento público y el Papa Francisco después en su mensaje a los jueces argentinos hicieron referencia a la legitimidad de origen de los gobiernos democráticos (mal que nos pese, Milei la tiene) y la necesaria revalidación cotidiana de esa legitimidad, en el ejercicio del gobierno.
Milei se aparta todos los días, por decisiones deliberadas suyas, de su legitimidad de origen, actuando como si fuera un dictador o un gobernante de facto, violando las propias normas de las que surge su autoridad, pero que también la limitan. Y como en el caso Télam, sin siquiera una ley que -por horrible que fuera- se pueda discutir en el Congreso, o un DNU que -por innecesario y nada urgente que parezca- se pueda cuestionar en la justicia en defensa de algún derecho vulnerado.
Ese comportamiento define a su propio gobierno como pre-democrático o anti-democrático; si la ley ómnibus atentaba contra el artículo 29 de la Constitución que proscribe la concesión de facultades extraordinarias, el comportamiento evidenciado por el gobierno en el caso Télam (y antes el INADI) vulnera su artículo 36, y hasta lo haría pasible de aplicársele la ley de defensa de la democracia.
Y se proyecta sobre las actitudes que al respecto asume la oposición: la tolerancia en esos casos (por temor quizás a que los medios oficialistas les cuelguen el sambenito de golpistas) deviene complicidad, y corresponsabilidad. A menos que estén esperando que un día aparezcan vallados por la policía el Banco Nación, Aerolíneas, YPF o ARSAT para actuar.
Tuits relacionados:
Más allá de lo que cada uno opine sobre el cierre de Télam, no hay que dejar pasar por alto el absoluto desprecio por las normas de un gobierno que se maneja por las vías de hecho, como si fuera una dictadura
— La Corriente K (@lacorrientek) March 4, 2024
Cuando se acostumbran a proceder así después nunca saben cuando parar.
...propuso a esa ley en la ley ómnibus. Ese principio (propio del Estado democrático de derecho) se lo llevaron puesto en el caso Télam, y trataron de hacer lo mismo antes con el INADI. En éste caso fue el propio Cúneo Libarona el que advirtió que estaban cometiendo una burrada.
— La Corriente K (@lacorrientek) March 4, 2024
O sea primero la cerraron y ahora están viendo si dictan una norma que lo respalde. Hermoso. https://t.co/qCrwlAYeKo
— La Corriente K (@lacorrientek) March 5, 2024
3 comentarios:
¿Que más hay que seguir tolerando? ¿Y porqué?
Basta de complicidad con una banda de delincuentes.
inadi, telam, incaa
el mambo antidemocrático es espeluznante
y tmb querrian rematar el gaumont
y era cierto q sueñan con una torre en los terrenos de atc
https://radiocut.fm/audiocut/mano-a-mano-con-liliana-mazure/
telam , incaa, inadi y otros institutos son expersiones de soberanía
informativa
de imagen
de protección de nuestrs compatriots
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