UN OPERADOR ECONÓMICO DE LOS GRUPOS CONCENTRADOS

Por A.C.

Es llamativo que el Gobernador de Santa Fe, aparezca en los medios como vemos en ésta nota reclamando  una devaluación del peso frente al dólar, sumándose así al coro de los grupos exportadores y financieros, que desde octubre de 2011 vienen operando incesantemente en busca de una devaluación que produzca una importante transferencia de ingresos.

Esa transferencia de ingresos, sería en beneficio de ellos lógicamente, pero en perjuicio de la mayoría de la población del país, fundamentalmente del sector asalariado, que al disponer de ingresos en pesos, vería disminuído fuertemente su poder adquisitivo, ante las graves consecuencias inflacionarias que inevitablemente produce una brusca devaluación, como la que persiguen, con el objeto elemental de incrementar aún más las ganancias récord que obtuvieron durante los últimos años.

Bonfatti al solicitar “que haya al menos un desdoblamiento del dólar, uno para exportar y otro para el mercado interno",  pretende mostrarse con una pátina diferente a la que expresan diariamente sectores como la Sociedad Rural o los grandes grupos financieros. Pero en realidad, éste Gobernador está pidiendo lo mismo, una fuerte devaluación,  porque el desdoblamiento cambiario, produciría en breve la nivelación del tipo de cambio hacia el tipo más alto, es decir que el efecto devaluatorio y su consecuencia inflacionaria sobre los precios internos, sería casi inmediato. Y se generaría una contundente transferencia de ingresos hacia los exportadores.

  

Y Bonfatti lo sabe perfectamente, por eso pide los que pide, porque éste conservadurismo disfrazado de socialista, ha sido y es funcional a los intereses y a la ideología de libre mercado de los grupos cerealeros exportadores.

Dice que esa es la inquietud (la necesidad de devaluar) que recoge  entre "los empresarios de todos los rubros exportadores de la provincia".  Sin embargo, el informe reciente de la Federación Industrial de Santa Fe (Fisfe) sobre la actualidad industrial en la provincia,  muestra mejoras en los sectores siderúrgico, automotor, maquinaria agrícola, bienes de capital y metalúrgicos. También sostiene el informe, que en 2013 la mayoría de los sectores crecerá en actividad y que la industria de Santa Fe mantuvo durante el primer bimestre del 2013 los niveles de recuperación de los últimos meses del año que pasado.

Esto es coincidente con el  informe de fines del año 2012, “Actualidad industrial de Santa Fe”, donde los industriales santafesinos destacan que “el sostenimiento en valores elevados del empleo industrial provincial, los miles de puestos de trabajo registrados generados en los últimos años por las industrias de Santa Fe, constituyen la manifestación más clara del fuerte compromiso con la inclusión social del proceso de reindustrialización”.

Entre lo que expresa Bonfatti y lo que manifiesta publicamente el sector industrial santafesino, algo no coincide.

El Gobernador en su reclamo devaluatorio, pierde de vista que  la economía argentina crece -desde el 2003- empujada por la demanda interna.  Si se produce una devaluación, disminuye el poder adquisitivo  de los sectores de ingresos fijos en pesos, entonces naturalmente, cae el consumo interno. Y si se retrae el consumo interno, inevitablemente cae la producción y se pierden puestos de trabajo.  ¿Desde que sector pedirá Bonfatti devaluar? ¿Desde que óptica?

Porque mirando los procesos económicos de los últimos 50 años en Argentina, se puede constatar que las devaluaciones producen una fuerte contracción de la actividad económica, y que de acuerdo a la evidencia empírica, la incidencia en el comercio exterior (exportaciones e importaciones) de las variaciones del tipo de cambio real, es realmente poca. Es decir que los exportadores no aumentan su volumen de ventas al exterior, sino que obtienen mayores ingresos a través de un peso devaluado y del abaratamiento de los costos internos en pesos.

Pero por el contrario, el efecto inflacionario y regresivo sobre la distribución del ingreso por caída del salario real, es enorme,  y por lo tanto el resultado de la devaluación es  la contracción del nivel de actividad económica, lo que produce una retracción global de la inversión que consolida el efecto negativo. Ganancias para pocos. Retracción  de la demanda. Caída del consumo. Pérdida de puestos de trabajo.

Eso es lo que propone Bonfatti desde su mirada cerealera exportadora. Son especulaciones de un socialista seducido por el mercado de cereales y los commodities agrícolas.

Y por esa mirada reaccionaria, desde que asumió el “socialismo” en Diciembre de 2007, la provincia de Santa Fe careció y carece de cualquier política orientada a la promoción o desarrollo industrial. El Estado Provincial, que contó durante los últimos seis años con los presupuestos más altos de la historia de la provincia (y que genera año a año déficits enormes) , no promueve con recursos provinciales el financiamiento de la actividad industrial. A ello hay que agregar que retrasa de manera inexplicable obras de infraestructura y comunicación, y que no ha tenido ni tiene capacidad de resolver conflictos colectivos originados en la actividad que genera mayor cantidad de puestos de trabajo.

Tampoco genera desde su gestión nuevos mercados para la exportación, y muchos menos, la radicación de inversiones o nuevos emprendimientos industriales, y cuando aparecieron  situaciones límites, como el caso de la planta de General Motors originado en la crisis de la casa matriz, tuvo que aparecer el Gobierno Nacional para elaborar e implementar un plan de ayuda para preservar las fuentes de trabajo y la producción de la planta. Sin ninguna colaboración o aporte del gobierno provincial, ni en lo económico ni en lo técnico. La ausencia del Estado provincial fue inexplicable.

Los objetivos primordiales de la gestión socialista, nunca pasaron por la industrialización de la provincia. Por el contrario, siempre se privilegió los intereses de los grupos económicos vinculados a la comercialización y exportación de soja, en su creencia que la actividad primaria debe ser la principal generación de riqueza en la provincia (y en el país). Esta mirada reaccionaria, está (o estuvo) acompañada de la absurda suposición que el voto vinculado al  “campo”, proyectaría a estos dirigentes de dimensión comunal, al ámbito nacional con posibilidades. Ellos son el proyecto de un país bueno para pocos.

Por el contrario, las políticas económicas del Gobierno Nacional se orientaron y se orientan a un vigoroso proceso de industrialización, de producción , de empleo, de fortalecimiento del mercado interno, porque se piensa en un país para 40 millones de argentinos.

En la nota citada al principio, le preguntan a Bonfatti si cree que el gobierno debiera devaluar el peso, y responde : “Hay un atraso cambiario enorme, de eso no tengo ninguna duda.”

Si el atraso es “enorme” según Bonfatti, la devaluación debe ser drástica, con graves efectos sociales de caída de consumo y desempleo. Y con grandes transferencias de ingresos al sector exportador. “…..de eso no tengo ninguna duda”, dice el Gobernador.  De lo que no hay ninguna duda, es para que intereses operaron y operan desde éste “socialismo” santafesino.