Cuando uno ya descreía de su rol porque -como pasa con el ENRESS- dictaminan algo, y no les dan ni cinco de pelota, Corral nos devuelve la esperanza en los órganos de control: para algo deben estar.
Por eso se acordó que el ente de control del transporte público tenía desde marzo dos de sus tres miembros con el mandato vencido, y bastó que los empresarios pidieran llevar el boleto de colectivo de $ 3,95 ($ 3,60 con tarjeta magnética) a $ 5,12 (mas o menos un 30 % de aumento), para que se acordara de mandar dos pedidos de acuerdo al Concejo para que vuelva funcionar normalmente.
Uno al pedo, porque mandó el de la única que todavía tenía dos años de mandato por delante; y por eso lo tuvo que retirar, y el otro mas o menos, porque mandó el de otro al que se le venció el mandato, pero le siguieron pagando el sueldo igual; aunque no debía quedarse en funciones, y de hecho nunca se supo que hubiera hecho algo.
Porque el año pasado el órgano de control del transporte público gastó $ 1.258.920,67; de los que $ 1.171.504,91 (el 93,05 % ) se fueron en sueldos.
A esta altura del post ustedes se preguntarán para qué carajo sirve éste ente de control en particular, y la respuesta es muy sencilla: para dictaminar en el pedido de aumento del boleto, porque así lo exigen las ordenanzas vigentes.
Sin el dictamen, no se puede aumentar el boleto; cosas (el dictamen y el aumento) que son cuestión de horas nada mas.
Y sirve también (según nos cuentan acá en el diario del Loco Lindo) para que el "Cachi" Martínez vuelva a rosquear con los radicales y votarles los pliegos para que puedan aumentar el boleto; a cambio de que le designen el tercer vocal del órgano de control del transporte.
Como pasó en su momento con el Tribunal de Cuentas municipal; o con la designación de la mujer de Fernando Fleitas; a cambio de apoyar que la línea 2 no tenga una parada en el barrio El Pozo.
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