Se aceleran los
tiempos del cronograma electoral (más acá en la provincia, que corre por
separado en ese renglón), se acerca el tiempo de las definiciones políticas,
los armados, las alianzas, las candidaturas; y es notorio ver como el tema
atrapa el interés de los politizados “propios”: una nota o un posteo sobre
puteríos internos (aunque no sea esa la intención) genera mucho más interés que
-por ejemplo- discutir la reforma previsional que el gobierno se trae bajo el
poncho, tras el nuevo acuerdo con el FMI. Acaso un síntoma de por que estamos
como estamos.
Nunca puede ser
malo marcar diferencias, señalar errores, formular críticas, pero sin trampas
ni agachadas. Sin, por ejemplo, reivindicar a Néstor no tanto para ponerlo como
ejemplo a seguir, como para cuestionar por contraposición a Cristina; o sin
pegarle a la Cámpora (a los que no vamos a defender, porque son grandecitos y
saben cuidarse bien solos) para en realidad pegarle por elevación a Cristina.
O en una versión
aggiornada del “peronismo sin Perón”, plantear un “kirchnerismo sin Cristina”,
pero con sus votos, como acaba de hacer Chiche Duhalde, y como subyace en
muchos análisis sesudos sobre pisos altos, techos bajos y la mar en coche: si
no se la bancan a ella porque les parece que en algún punto del recorrido
empezó a equivocar el rumbo es una cosa; pero si nunca se la bancaron y lo
disfrazan de alquimias electorales presuntamente infalibles para ganar, es
otra. Tampoco faltan los que -como Grabois- se suman, pero poniendo condiciones: que con los corruptos no, que no somos soldados de, que el kirchnerismo sí pero sí renueva sus ideas, y así.
Leímos por allí en
estos días que la gravedad de la hora exige dejar de lado el narcisismo de las
pequeñas diferencias, en función de la necesaria unidad; pero si nos preocupa
más señalar todo el tiempo las diferencias con el compañero que con el adversario, hay
que revisar si esas diferencias son realmente tan pequeñas; y si utilizamos los
argumentos del enemigo para pegarle a los compañeros, también; porque significa
que algo estamos haciendo mal nosotros, sin importar lo que hagan ellos. Y al revés también.
Y hablando de
narcisismos: abundan en el peronismo los Randazzos (por ponerles un nombre),
que disfrazan el despecho porque creen que no se los trató como se merecían o
no se les dio el lugar que les corresponde, de análisis teórico súper
rebuscados, o pedidos de autocrítica. Felipe Solá era un poco así, pero se ve que hizo terapia, y lo superó o está en trance de hacerlo.
A los que no lo superaron habría que recordarles que el peronismo tiene una larga lista de maltratados, con pergaminos mucho más importantes, como Jauretche, Cooke, Scalabrini Ortiz, Mercante o Sampay; pero todos ellos entendieron la importancia del todo sobre las partes, y de los objetivos del conjunto sobre las posiciones individuales a que cada uno aspire, por más legítimas que sean o parezcan. Los ejemplos elegidos no son al azar, sino para graficar con gente de gran valía que nunca dejó de verse a sí misma como “uno cualquiera, que sabe que es uno cualquiera”, como decía Scalabrini.
A los que no lo superaron habría que recordarles que el peronismo tiene una larga lista de maltratados, con pergaminos mucho más importantes, como Jauretche, Cooke, Scalabrini Ortiz, Mercante o Sampay; pero todos ellos entendieron la importancia del todo sobre las partes, y de los objetivos del conjunto sobre las posiciones individuales a que cada uno aspire, por más legítimas que sean o parezcan. Los ejemplos elegidos no son al azar, sino para graficar con gente de gran valía que nunca dejó de verse a sí misma como “uno cualquiera, que sabe que es uno cualquiera”, como decía Scalabrini.
No es necesario que
pensemos todos igual, basta con que pensemos parecido; ni tampoco es necesario
que nos queramos entrañablemente, sino simplemente que seamos capaces de
convivir armónicamente tirando juntos del carro, más menos todos para el mismo
lado, y con el mismo objetivo común: ganarle a Macri. Vale también para acá,
para Santa Fe, para recuperar la provincia.
Tampoco es
imprescindible que todos hayamos hecho antes el mismo recorrido previo, porque
lo importante no es tanto de donde se viene sino a donde se va; y en todo caso
es en eso donde tenemos que poner el foco y el eje de la discusión. Pero sin
trampas ni agachadas, o como decía Perón, sin andar echándonos la suerte entre
gitanos.
4 comentarios:
EXCELENTE la nota sobre peronismo/kirchnerismo. Como muy veterano peronista es obvio que soy kirchnerista. No meo agua bendita y a todos nos cabe la parábola de Jesús con Magdalena. No obstante OJO: Solá compitió con Macri y De Narváez contra Néstor, el Evita (salvo el enorme compañerazo Jorge Taiana) compitió contra Cristina apoyando al híbrido de Randazzo y la petit donda ayer nomás andaba del brazo del pibe JPMorgan Prat Gay y también votó el desafuero de De Vido sabiendo que en la puerta del Congreso lo esperaban para encanarlo. Recordemos la fábula del escorpión y la rana. Vivan Perón, Evita y Néstor carajo !!! Y el que no le diga sí a Cristina aue se vaya a la reverendísima c...de su mamá.-
Creo que lo que describís es consecuencia de que en muchas de las personas que participan en la política predominan sus intereses personales -o lo que creen que podría ser una ubicación favorable para ellos- por sobre la causa que se proclama y en los de la cual militan.
Ese problema se resuelve con liderazgo de conducción (como entendia JDP este concepto), el cual lleva casi por arrastre a todos los interés y ambiciones diversas.
Lo que frecuentemente no se se comprende es que la realización personal de las ambiciones legítimas se da por añadidura a la realización de la causa por la cual decimos luchar.
Esa incomprensión (que esconde una falta de confianza en la causa qur se dice querer) es la que inclina el pensamiento de muchos a creer que primero tienen que resolver su ubicación personal y luego luchar.
Oti.
Las elecciones se ganan con votos.
¿Quien los tiene?
¿Randazzo? ¿Massita? ¿Donda? ¿Daer? ¿Pichotto? ¿El Chino Navarro?
¿Grabois?
Se suben al tren o se suben al tren. No tienen otra alternativa. Lo máximo a que pueden aspirar es conseguir un asiento y no tener que viajar parados.
El Colo.
Y el que no diga CON TODAS LAS LETRAS QUE CFK es víctima de una persecución ostensible, evidente, clara, repugnante no merece llamarse ni peronista ni nacional ni popular ni "progresista"
Publicar un comentario