LA FRASE

"HABÍA DOS BOTONES, UNO VERDE Y OTRO ROJO, Y YO PENSÉ "EL ROJO DEBE SER PARA VOTAR A FAVOR DE CUBA"." (DIANA MONDINO)

viernes, 17 de febrero de 2012

LA NACIÓN LE FACTURA AL GOBIERNO UN GOLPE RADICAL


Parece que para La Nación el kirchnerismo tiene la culpa de todo, hasta de lo que hacen los radicales.

El editorial de hoy, por ejemplo (del que pueden ver la captura) da por sentado que hay un pacto entre el gobierno y la nueva conducción de la UCR encabezada por Barletta, para desplazar de la Auditoría General de la Nación a Leandro Despouy. 

Por supuesto no se aporta ninguna prueba ni fuente verificable (eso quedó en el pasado de las prácticas periodísticas de LN, parece), pero lo real y lo concreto es que al amigo Despouy le piden la cabeza desde la propia UCR, y por problemas exclusivamente vinculados a la interna boina blanca.

Como que la designación de los representantes del principal partido de oposición (la UCR) en la AGN le corresponde a éste de acuerdo a la Constitución Nacional reformada en 1994, y el gobierno nada tiene que ver con eso, mal que le pese a La Nación.

De hecho, a Despouy lo reemplazaría un conocido de los santafesinos (y vinculado al sector radical de Barletta que maneja a piacere la Universidad Nacional del Litoral -de la cual el ex intendente fue rector-, prácticamente desde el retorno a la democracia): Mariano Candiotti, hombre de la UCR en el Consejo de la Magistratura; otro engendro de la reforma fruto del Pacto de Olivos, pensado (al igual que la AGN) como una bolsa de trabajo para los radicales.

Hace un tiempo ya en este blog analizábamos el funcionamiento de la Auditoría y su  modelo de control; y el desempeño de Despouy, alto figuretti mediático si los hay.

Extractamos algunos párrafos salientes del post linkeado, porque vale la pena recordarlos:

"La Auditoría carece de las atribuciones que tenía el desaparecido Tribunal de Cuentas de la Nación para efectuar el control concomitante (preventivo) del manejo de la hacienda pública, a través del análisis de legalidad de los actos administrativos (con la posibilidad de observarlos y suspender su ejecución), y de la revisión de las cuentas y movimientos de fondos que podían dar lugar a los denominados juicios de cuentas y de responsabilidad; procedimientos ambos para hacer efectiva la responsabilidad contable y patrimonial de los funcionarios públicos.

El control para ser eficaz debe ser oportuno, y en el caso de la AGN el modelo de control que la Ley 24.156 y la reforma constitucional llaman "global" es muy difícil que pueda serlo por su diseño.

Que Cavallo y Menem hayan ideado un órgano de control tan amputado en sus facultades no extraña, pero que el radicalismo -con Raúl Alfonsín a la cabeza- lo haya mantenido y jerarquizado con rango constitucional, solo se puede entender desde la óptica de un partido que soñaba con un sistema parlamentario, en el que le tocaría exclusivamente el rol de controlar al gobierno, y en todo caso reemplazarlo mediante gobiernos de coalición y cohabitación; un sueño recurrente del ex presidente.

Que el sistema así diseñado sirve poco para controlar, lo dice aquí el propio Despouy en uno de los muchos reportajes que concede con frecuencia a los medios hegemónicos, en este caso a La Nación.

Sin embargo, un organismo que tiene una dudosísima eficacia para cumplir con sus funciones (fruto del diseño con que se lo concibió) está siempre presto a subirse a la agenda que esos medios fijan, con una dosis de oportunismo muy superior a sus logros en un control efectivo.

El programa anual de actividades de la AGN debe, en teoría, ser establecido por el Congreso; y si bien hasta el 2009 alguien pudo decir que no se fijaban metas relevantes porque el kirchnerismo tenía allí control de la situación (lo cual lleva a su vez al punto inicial: el modelo de control elegido sirve para muy poco), desde entonces no hay más excusas, porque la oposición pudo perfectamente controlar lo que le parecía.

Aquí pueden acceder -en el propio sitio de la AGN- al programa de control y las auditorías en curso.

La publicidad oficial, las compensaciones de la ex ONCCA, Aerolíneas Argentinas, los fondos fiduciarios, los subsidios al transporte, la electricidad y el gas, la gestión y los estados contables del Banco Central, los ingresos de la Aduana por derechos de exportación, la administración del Fondo de Garantía de Sustentabilidad por la Anses, y otros temas menores.

Si nos tomáramos el trabajo de cruzar ese listados con las portadas de Clarín, La Nación y Perfil de los últimos años, veríamos que el programa de control de la AGN está diseñado por ellos, y que en todo caso los partidos opositores en el Congreso corren a la zaga de la agenda impuesta por los socios mayoritarios de Papel Prensa, y su hermanito menor."

Es muy curioso además que el editorial diga que los informes de la AGN elaborados por Despouy (en realidad, por el colegio de auditores, que son siete, incluyendo representantes del oficialismo) hayan sido aprobados por mayoría o unanimidad en la Comisión Bicameral Mixta Revisora de Cuentas, y luego fueran "fondeados" por el oficialismo, usando su mayoría en ambas Cámaras.

Curioso y falso, porque habría que recordarle al editorialista que el kirchnerismo recuperó el control de ambas Cámaras del Congreso en diciembre pasado, luego que desde el 2009 estuvieran manejadas por la oposición.

Sucede que en el caso de la Auditoría General de la Nación (organismo tan idealizado en la nota) lo que no funciona es el modelo de control, y lo prueba el hecho de que no sólo durante el kirchnerismo no pudo cumplir un rol relevante, sino que nunca lo hizo desde que fue creado. 

¿O acaso detectó por ejemplo los sobornos de la Banelco en tiempos de de La Rúa y tantos otros latrocinios?

Es que sencillamente no está pensado (pese a lo que dice LN) para combatir la corrupción, ni tiene las herramientas para eso.

De hecho, que Barletta haya decidido pedirle la cabeza a Despouy para reemplazarlo por Mariano Candiotti (Barletta, eh: la UCR, no el kirchnerismo) demuestra que tiene bastante más en claro para que está la AGN, que el diario La Nación.

Y si les quedan dudas, vean acá como reaccionan otros radicales; defendiendo el conchabo de Despouy. 

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