(*)
Hoy es la expropiación de YPF.
Ayer fue la estatización de las administradoras de fondos de pensión (AFJP).(¿cómo, no fue en el 2008?) Y
mañana podría ser el quite de las concesiones de la minería a cielo abierto, (¿estás tirando una primicia?, lástima que son de las provincias, y habría que reformar la Constitución, pero bueno, ponéle, no nos vamos a detener en esa menundencias) la
nacionalización de los casinos y máquinas tragamonedas (¿"nacionalización"?, ¿nadie te dijo que los casinos ya son públicos y los que los explotan son concesionarios?) o la recuperación de
enormes extensiones de tierras que hoy poseen dueños extranjeros. (¡a guardar las escritutas!) No es una
locura suponerlo.(no, puede ser apenas delirio, pero si verdaderamente se hiciera, sería sumamente razonable) Nada debe ser descartado si se lo piensa desde la lógica pura
y dura del vamos por todo, (¿nada, existe entonces la posibilidad bajo ese método de imaginar que algún día vos dejés de ser taaan pelotudo?) este método compulsivo y estridente de gobernar que
consiste en apropiarse de negocios privados que aportan caja, (sí, privados como los fondos de los jubilados, la minería, los casinos y el petróleo, que son todos públicos y fueron privatizados) pero, en
especial, que devuelven intención de voto,(¿por qué "devuelven" e "intención" si Cristina sacó el 54 % y no hay elecciones hasta el 2015?) imagen positiva y posibilidades de
ser reelegida (para lo cual además de "negocios privados que aportan caja" haría falta reformar la Constitución) a la presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner.
Analicemos con detenimiento por lo menos una de las
hipótesis. ¿Qué costo político inmediato implicaría, por ejemplo, quitarle a la
Barrick Gold la parte argentina de Pascua Lama, un negocio que, en su conjunto,
podría generar 40.000 millones de dólares en los próximos veinte años? Más allá
del pataleo inicial de los accionistas privados, el Gobierno sólo debería
denunciar los ventajosos contratos que firmó la minera con el Estado, incluido
el acuerdo secreto de doble imposición que le permite a la compañía un trato
privilegiado en el pago de tributos del lado argentino. (pero ¿cómo es, si cuando Cristina anunció que expropiaba YPF todos dijeron que iba a llover fuego del cielo, nos caíamos del mundo, nos mandaban los marines y hasta a Loco Mía, sin devolución?) Al mismo tiempo, la
administración le podría encargar una encuesta a consultores amigos como
Artemio López con esta sencilla pregunta: "¿Está usted de acuerdo con la
nacionalización de las concesiones mineras?". (también podría encargar una sobre quien es el periodista más pelotudo, pero sería tirar la plata porque el resultado se sabe de antemano) Después, una vez confirmados
los altísimos porcentajes de aceptación, (para lo cual no importa si el que hace la encuesta es amigo o enemigo del gobierno: si hasta en La Nación decían hace un par de meses "El Famatina no se toca") los funcionarios transformarían a los
dueños de Barrick Gold en los nuevos enemigos públicos de la Argentina,
recomendarían la lectura de El Mal , el último libro de Miguel Bonasso,
(sólo por eso habría que echarlos de una patada en el culo) elegirían a un joven de La Cámpora para explicar cómo se explotará el negocio a
partir de este momento y el secretario de Minería (sí, como hicieron en el tema de las AFJP y la ley de medios: ahora Boudou y Mariotto son de La Cámpora también) convocaría a otras empresas
del mundo con objeto de cerrar acuerdos de explotación "más
ventajosos" para el país. No es necesario aclarar que Fernando
"Pino" Solanas, Hermes Binner, Ricardo Alfonsín, Luis Juez y la
mayoría de los diputados y senadores del Frente para la Victoria y el Peronismo
Federal apoyarían la iniciativa, (¿por qué sólo "la mayoría" de los diputados del Frente Para La Victoria, no son acaso el oficialismo?, ¿y qué deberían hacer los opositores, oponerse a que se haga todo lo que pidieron durante años?) y probablemente Mauricio Macri, Elisa Carrió y
otros dirigentes de Pro y de la Coalición Cívica serían acusados de
privatistas, promineros y vendepatrias por los medios oficiales y
paraoficiales.(o sea que ya te estás jugando a la fórmula Macri-Lilita para el 2015, osado lo tuyo)
Pero eso no sería (potencial) todo. Porque, una vez más, Ella
sería (sigue el potencial) vista como una gran estadista, audaz y decidida como pocas, y entonces
sus seguidores podrían (potencial a la potencia) pensar, como hoy, que no existe otra persona capaz de
gobernar con el mismo coraje que Cristina, y empujarían (vamos rumbo a la Argentina potencial) con más energía el
proyecto de reforma de la Constitución, con la cláusula de reelección incluida.(definición del periodismo según Luis Majul: un párrafo entero de cosas que podrían o no pasar, presentadas como noticias que efectivamente pasaron)
Pero volvamos por un instante a la expropiación de
YPF. Si se la estudia con frialdad y la mínima memoria histórica, no tardaremos
en darnos cuenta de que estamos ante una estrategia muy parecida a la del
menemismo de los años 90, pero de -aparente- (o sea que privatizarla es lo mismo que estatizarla, conclusion a la que llegaste estudiando el tema con frialdad -¿te metiste adentro de la heladera?- y con la mínima memoria histórica, acorde con tu mínimo entendimiento) signo ideológico contrario. (ojo: sólo aparente, eh, en cualquier momento sigue el giro a la derecha en el que según vos venía el gobierno, hasta que expropió YPF) En
aquellos años había convertibilidad, lo que hacía suponer que la moneda
nacional era casi más fuerte que el dólar y permitía que unos cuantos millones
de argentinos viajaran a Miami y compraran dos modelos de los mismos
electrodomésticos. Es decir: igual que ahora. (No, ahora no se puede hacer eso porque Moreno no te deja salir del país con dólares) En aquellos años Carlos Menem era
presentado como el gran transformador, un estadista que parecía muy por encima
del resto de los dirigentes de su propio partido y de la oposición. Ni más ni
menos que lo que sucede en la actualidad. (en parte porque en ambos casos la comparación por ejemplo era con los radicales, que se empeñan en permanecer inútiles, sin importar el oficialismo que tengan enfrente) En ese entonces, las privatizaciones
eran analizadas como una movida casi revolucionaria que no sólo serviría para
hacer caja, sino también para modernizar la Argentina. Además, los pocos
dirigentes de la oposición que vaticinaban que todo terminaría en un verdadero
desastre eran ninguneados por la mayoría oficialista y por el conglomerado de
medios que apoyaba a Menem a cambio de publicidad oficial y buenos negocios,
(conglomerado encabezado por Clarín, La Nación, Ambito Financiero, El Cronista Comercial y los que tenían entonces los que ahora son opositores, a cambio también de radios y canales de televisión, no te olvidés) igual que ahora. Como se sabe, entre los que se sumaron a la ideología de moda
y la demagogia triunfalista estuvieron, con mayor o menor estruendo, el
entonces gobernador de Santa Cruz, Néstor Kirchner, y la legisladora Cristina
Fernández.(ajá, y fueron los únicos, los primeros y los más enfervorizados menemistas, por eso a Cristina la echaron del bloque de Diputados, pero volvamos por un momento al inicio del párrafo: ¿cuándo empezás a hablar de la expropiación de YPF?)
Ella "saldó" su parte de responsabilidad la
semana pasada, con una breve y contundente frase. "La historia no se
construye como uno quiere, sino como se puede, según el grado y la naturaleza
del obstáculo", explicó en uno de sus monólogos, que no permiten ni
resisten preguntas. (¿y si no las permiten como sabés que no las resisten?) Y sanseacabó. Pero seamos serios: (dále , intentálo, a ver si ahora te sale) la única diferencia
ostensible entre un momento político y otro es que durante el menemato las
condiciones internacionales como el efecto tequila aceleraron la crisis y
revelaron la profundidad del subdesarrollo económico, social y educativo que
padecía el país. (y sanseacabó, "la única diferencia", notable análisis de 20 años de historia argentina empezado diciendo "seamos serios": porque ahora las condiciones internacionales son re contra favorables) Ahora, más allá de la tenue desaceleración económica (¿cómo, no entramos en recesión hace meses y se fue todo a los tubos?) y la
tragedia de Once, no hay, todavía, en la vida cotidiana de los argentinos,
datos tan evidentes como para pensar que el modelo "nacional y
popular" podría derrumbarse de un día para el otro.(pero cómo, ¿y la causa Ciccone, y las conferencias de prensa sin preguntas, y el libro "El y Ella", y La Cámpora?, ¿arrugaste vos también como Ferreres, no era que a Cristina le estaban entrando las balas?)
De cualquier manera, igual que lo hizo Menem, los
cerebros de la jefa del Estado (¿Cristina tiene más de un cerebro, ¡ah!, de ahí viene eso de que es bipolar, o que a lo mejor piensa el doble de rápido que los demás, y el cuádruple que vos, que tenés medio) están organizando las cosas como para patear las
consecuencias más graves de sus imprudentes decisiones más allá de 2015. (no como De La Rúa, que era un auténtico estadista: organizó todo para que le explote a él mismo, a los pocos meses de haber empezado el mandato) Total,
mientras el precio de la soja siga aumentando y el nivel de consumo se mantenga
en los índices actuales, una buena parte de la sociedad seguirá pensando que
éste es el mejor gobierno del mundo, (más o menos el 54 %, más Biolcatti y toda la Mesa de Enlace y Grobocoppatel, por lo del precio de la soja, viste) del mismo modo que antes se suponía que la
dupla Menem-Domingo Cavallo llevaría a la Argentina a transformarse en una
potencia mundial. (eso lo pensaban en éste diario, eh)
¿A quién podría importarle, en este contexto de
aparente bienestar, (ojo: el bienestar el sólo "aparente", aunque antes dijiste que no había datos evidentes de que el modelo se derrumbe de un día para el otro) que, por ejemplo, la hija de la Presidenta utilice el avión
presidencial para llegar a tiempo al cumpleaños de una amiga? (solamente a un pelotudo como vos) ¿En qué cambiaría
la vida de un habitante del conurbano bonaerense la renuncia del ex procurador
general Esteban Righi, el apartamiento del juez Daniel Rafecas del caso que
involucra al vicepresidente Amado Boudou o los detalles de la causa que podría
llevar de nuevo a la cárcel a Sergio Schoklender? (¿y ahora te das cuenta de eso, después de meses de estar escribiendo notas que ahoras advertís que fueron al reverendo pedo?) Así como la euforia por la
precaria recuperación de las Malvinas hizo olvidar las atrocidades de la
dictadura militar, el triunfalismo de la expropiación por YPF y el éxito del
relato oficial encubren la prepotencia del actual gobierno democrático ante los
confundidos dirigentes de la oposición y la prensa crítica. (ah, y es lo mismo Galtieri tapando los crímenes de la dictadura con una guerra absurda en la que estaquearon soldados con un gobierno democrático, sos igual de bruto que de hijo de puta) Los que manejan
ahora el Gobierno (los dos cerebros de Cristina) son una mayoría circunstancial, (de nueve años para doce) pero actúan como si fueran
eternos. O inmortales. En eso también se parecen al menemismo. (y a Gilgamseh) Y hasta
reaccionan igual. Todavía recuerdo cuál fue la primera descalificación que
recibimos los periodistas que entonces denunciamos hechos de corrupción. (y sí, después vinieron un millón de descalificaciones más, y ya no te daba la memoria) Era la
misma acusación que se blandía contra Carlos "Chacho" Alvarez, una de
las caras visibles del Grupo de los Ocho. (y el vicepresidente de De La Rúa, que terminó llevando a Cavallo al gobierno, el de la dupla que con Menem nos iba a llevar al primer mundo) Como no podían desmentir los hechos,
nos decían "gorilas". (decí la verdad: te decían "pelotudo") Después, el tiempo puso las cosas en su lugar.(lógico, Menem está senil, y vos seguís escribiendo boludeces, pero ahora en más diarios, y la gente se enteró que el menemismo era corrupto leyendo tus libros)
(*) Las negritas son nuestras, el original acá.
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