Aun para los cada vez más rebajados estandards de calidad periodística de La Nación es sorprendente que un periodismo tan berreta como el de Mariano Obarrio exprese una de las principales plumas que cubren la actualidad política y económica nacional en la tribuna de doctrina.
Y que lo haga como un hombre con acceso privilegiado a ciertas fuentes estratégicamente ubicadas en las altas esferas del poder, de las que extraería supuesta información confidencial, reservada y de altísimo voltaje.
Claro que uno lee las notas, de lo que hablan, y se encuentra poco menos que con una de las inverosímiles columnas de Majul: de hecho, los ya famosos dos caminos que exploraría el kirchnerismo para tratar con Scioli y la crisis bonaerense fueron anticipados ayer por el hombre rata, en la columna que analizamos acá.
Y aun queda la duda sobre cual es el grado de participación que tiene Obarrio en la composición de la presentación de la nota para la edición digital; porque plantearle al lector que, para comprender cabalmente lo que pasa en la provincia de Buenos Aires, deba leer las notas que LN levanta de los diarios españoles y muestran como se enojaron los gallegos por la alusión de Cristina al ya famoso pelado ministro de Economía de Rajoy.
O que sea relevante y decisivo para eso saber cuantas veces en lo que va del año usó la cadena nacional (destacado al final, con un título que bien podría ser de Crónica), o mostrar una foto en la que se la ve de joda con las bailarinas de una comparsa: muy berreta todo, como para reforzar la idea de que el país está en manos de una rayada, y a partir de allí, es razonable suponer que se pelee con cualquiera, por cualquier cosa; incluyendo por supuesto a Scioli, que sería más bueno que Lassie.
Porque si entramos al análisis del caso bonaerense la propia nota de Obarrio da para reírse del autor: resulta que el gobierno nacional querría asfixiar financieramente al motonauta no aceptando la liquidación anticipada de los BOGAR 18, pero en el mismo párrafo aparece un presunto funcionario sciolista reconociendo que no le encuentran la vuelta a la liquidación de los títulos, porque son complicadísimos: si la fuente existe, Obarrio es un nabo, y si la inventó, está para que lo internen, porque se desmiente a sí mismo.
Como bien explicaba el Ingeniero acá, los bonos garantizan el pago de deudas contraídas con anterioridad por la provincia justamente con la Nación, y por ende si esos bonos se liquidan, la deuda queda sin garantía de cobro: pretender que además los compre la Nación (por caso la ANSES, como se mencionó) es un disparate supremo: el Estado nacional compraría su propia acreencia.
Del disparate dicho por Scioli en su funambulesca conferencia de prensa de días pasados, Obarrio hace una estrategia viable para salir de la crisis, obstruida deliberadamente por el gobierno nacional para asfixiarlo.
Pero además en la propia columna y renglones más abajo, reconoce Obarrio que antes Scioli intentó resolver los problemas financieros de la provincia endeudándose, pero no lo logró porque le cobrarían tasas altísimas; y que decir del famoso asunto de la adhesión a la ley de emergencia: la ley que lo dispone no estaría vigente desde el 2002, sino que Mariotto "lo sostiene", y de puro empacado nomás, se niega a volverla a aprobar en la Legislatura (él solito, los senadores no cuentan al parecer).
El disparate supera hasta al título de ayer de Infobae, lo que es mucho decir.
Se sorprende Obarrio de que Cristina ayer -al inaugurar Tecnópolis- sólo hablase de ciencia y tecnología, y nada dijera de la crisis bonaerense: por supuesto que si hablaba, hoy estaría destacando lo contrario, como un ejemplo del descuelgue presidencial, o su tirria contra Scioli.
En éste contexto de berretadas periodísticas copiando y pegando sin ton ni son, pretende Obarrio que creamos que el gobierno estaría considerando o analizando una decisión tan trascendente como intervenir la provincia más grande de la Argentina (y por decreto, aun estando el Congreso en sesiones), Zanini se lo habría propuesto a Cristina y ella se negó, y todo esto se lo contaron a él, sus calificadas fuentes del gobierno.
Fuentes que nunca le cuentan (para que las anticipe) las decisiones que el gobierno verdaderamente toma, como los préstamos para vivienda, la rescisión del contrato con la empresa que controla la tarjeta SUBE, o las normas para obligar a los bancos a prestar a las empresas.
Pero que en cambio le cuentan en detalle las estrategias políticas del kirchnerismo para desgastarlo a Scioli, y hasta obligarlo a renunciar, así él las va haciendo públicas en La Nación en diez o quince oportunidades.
Y que resulta que son las mismas que ayer tiró Majul en su columna, todo un certificado de seriedad periodística.
En fin, en la redacción de Nestornautas estamos considerando seriamente la posibilidad de empezar a ponerle las negritas también a las columnas de Mariano Obarrio, como en su momento hicimos con las de Oviedo.
A este paso, vamos a tener que ponerle negritas a la edición completa de La Nación, hasta los avisos.
Esto con Mariano Grondona no pasaba.
1 comentario:
The Nation y La Cornetita, tratan desesperadamente de blindar al gobernador (Igual que a Macri) pero Scioli terminará renunciando. Los tiempos políticos le juegan en contra, y no es cierto que mantenga alta la imagen popular, por el contrario cada día esa imagen baja.
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