LA FRASE

"HABÍA DOS BOTONES, UNO VERDE Y OTRO ROJO, Y YO PENSÉ "EL ROJO DEBE SER PARA VOTAR A FAVOR DE CUBA"." (DIANA MONDINO)

martes, 28 de agosto de 2012

COMO MATA EL FIJADOR PARA EL PELO


Te quema la cabeza peor que la droga, y te deja diciendo pelotudeces todo el día, como le pasa a Binner, sin ir más lejos.

Que sigue confundiendo la parte de la coparticipación que va a la ANSES para pagarles todos los meses a los jubilados y pensionados nacionales (y por la que él hizo juicio cuando era gobernador), con los activos que administraban las AFJP, y que pasaron al Estado cuando se eliminó la jubilación privada.

Activos que pasaron a formar el Fondo de Garantía de Sustentabilidad, con parte del cual por ejemplo se financia el programa  de viviendas PROCREAR, o se financió en su momento a la fábrica de General Motors de General Alvear (cerca de Rosario) para lanzar un nuevo modelo de auto, lo que le posibilitó funcionar en un tercer turno y crear 2200 nuevos puestos de trabajo.

Cosa que Binner debería saber porque sucedió en su provincia, cuando él era gobernador.

Un gobernador que tuvo que gestionar la justicia, la educación y la salud de su provincia, como todos sus antecesores, desde 1853.

Porque uno lo escucha o lee a Binner, y se queda pensando que las provincias tuvieron que asumir esas obligaciones a partir del 2003, cuando el kirchnerismo llegó al gobierno.

Lo cual es raro, porque las escuelas y hospitales nacionales que había en las provincias fueron transferidas en la década del 90', y que las provincias tengan justicia propia y tribunales es algo que está establecido en la Constitución Nacional desde su texto original, de 1853; sancionado en Santa Fe, para más datos.

Datos dijimos: como las más de 1400 escuelas que la nación construyó en las provincias (entre ellas, 35 en Santa Fe).

Y no es la primera vez que este nabo dice lo que dice, porque vieron como es: descubre una nueva zoncera, y la repite sistemáticamente, al mejor estilo goebbeliano; o a lo mejor porque se la soplaron y tiene miedo de olvidarse, o de haberla entendido mal; porque por momentos parece que lo único que se le fija en la cabeza, es el fijador para el pelo. 

Un producto que -si se abusa de él- termina teniendo estos efectos colaterales. 

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