LA FRASE

"HABÍA DOS BOTONES, UNO VERDE Y OTRO ROJO, Y YO PENSÉ "EL ROJO DEBE SER PARA VOTAR A FAVOR DE CUBA"." (DIANA MONDINO)

martes, 12 de marzo de 2013

LA "NAPIA CARD", O COMO ATACAR LA INFLACIÓN PISANDO ALGUNOS CALLOS


Para los lectores habituales de Nestornautas, no es ninguna novedad que en éste blog bancamos al "Napia" Moreno, uno de los blancos principales de las críticas al kirchnerismo.

Lo cual no implica que no pensemos que, en torno a la inflación, siempre hay más cosas por hacer y que -apuntando a los formadores de precios- además de negociar y apretarlos en las dosis adecuadas y convenientes- hay que activar mecanismos de regulación más efectivos.

Como también que la inflación es un problema serio (de los más), porque afecta la vida de los más pobres y de los que viven de ingresos fijos; al mismo tiempo que un fenómeno complejo que obedece a múltiples causas no siempre debidamente explicitadas en público: algo dijimos acá y acá; en cuanto a que nos pasamos todo el tiempo discutiendo como se mide la inflación y poco como se origina, o como se la combate.

Cuando éste año Moreno cerró el acuerdo para congelar precios con algunas cadenas de supermercados (después se sumaron otras de electrodomésticos), tuvo que afrontar (para variar) todo tipo de críticas: que que no servían, que eran pan para hoy y hambre para mañana, que son pocas cadenas, etc. etc, etc.

Hasta hubo funcionarios públicos y organismos oficiales (de ésta provincia invencible nuestra, sin ir más lejos) que, muy sueltos de cuerpo, dijeron que ellos no tenían nada que ver con el tema, porque carecían de facultades legales para actuar, controlando el cumplimiento de los acuerdos, o aplicando sanciones llegado el caso de que se violaran.

Y cuando Moreno avanza en otras medidas para extender o prorrogar los acuerdos de precios, o garantizar sus resultados, le tiran misiles desde los lugares más inesperados.

Como por ejemplo la preocupación del Departamento de Estado de los EEUU de la que da cuenta acá la tribuna de doctrina, por la prohibición (supuesta o real, para el caso da lo mismo) de que las cadenas de supermercados o electrodomésticos publiciten sus ofertas en los diarios:


Que por supuesto no se presenta como lo que es (una vulgar alcahuetería cipaya de La Nación al hermano grande del norte para defender sus intereses comerciales, sumada al lobby de la embajada para defender a sus empresas en el país), sino como un "atentado contra la libertad de expresión"; lo mismo que las cláusulas de desinversión de la ley de medios, ni más ni menos.

Pero resulta que la cuestión de la publicidad en los medios (además de ser un formidable negocio para éstos, que captan por esa vía la mayor parte de sus ingresos), está directamente vinculada a la inlación, como bien lo apuntan acá los compañeros de Bloggers en Acción:


Además de que el enorme gasto en publicidad de las empresas es un costo que terminan trasladando a los precios que pagamos los consumidores por cualquier producto, pautando en los medios están comprando línea editorial; en éste caso para que esos mismos medios -que repican todo el día con el problema de la inflación- no digan nada de la responsabilidad (primordial, principalísima) que les cabe a esas mismas empresas, en su generación.

¿O alguno pensaba -como Majul- que eso sólo sucede con la publicidad oficial de los gobiernos?

Por eso con la prohibición de los anuncios (real o no, a esta altura es irrelevante) Moreno está pisando un callo, y bastante sensible.

Otro tanto pasa con la anunciada (por ahora) tarjeta de crédito única que impulsaría, para bajar los costos de la financiación con tarjeta en los súper, y poder de ese modo prorrogar los acuerdos de precios: acá en Página 12 dan cuenta de los avances en su implementación, mientras por el contrario acá en El Cronista la mirada es otra, y parece que fuera imposible llevarla a cabo:


Pero la verdad de la milanesa está bastante más cerca de lo que se plantea acá: los bancos la levantan con pala (el año pasado tuvieron ganancias récord), y parte de esa fenomenal rentabilidad está dada por el financiamiento -a tasas casi usurarias- del consumo a través de las tarjetas de crédito.

Leemos en Infobae: "El stock de financiamiento por tarjetas de crédito es de $64.100 millones. El dato relevante es que, desde el 2007 hasta hoy, es la línea que más creció. Pasó de $10.700 millones a los mencionados 64.000. Es decir, creció más de seis veces. Su peso pasó del 10% del total a casi el 17%. Las otras líneas de crédito, para el mismo período, muestran otra realidad. Documentos está 4% abajo y personales levemente en positivo.

El doble negocio de los bancos son las tasas que cobran a los clientes. Por un lado, las tasas activas registraron en el último año movimientos a la baja en prácticamente todas las líneas (habían sufrido un crecimiento exagerado hacia finales del año 2011 antes cepo cambiario). Pero, como consiga Reporte Económico, “un dato elocuente” lo constituyen aquellas líneas con destino al consumo ya que “son las únicas que se mantienen positivas y altas en términos reales”.

En ese sentido, la tasa que cobran los bancos por financiar vía la tarjeta es de la más alta del sistema financiero, en torno al 34,5% anual, seguida por los créditos personales a más de 180 días (35% anual). Son las únicas que le ganan a la inflación bien medida en la Argentina.".

O sea que, aunque la "Napiacard" no se implementase, si con la simple amenaza de hacerla funcionar, Moreno lograra que los bancos bajaran los costos con que financian el consumo con tarjeta (que son pura y neta ganancia suya), también estaría enfrentando la cuestión de la inflación, pisando otro callito sensible.

Por eso lo putean, y lo demonizan.

Y si lo que se quiere es combatir en serio la inflación (a menos que uno compre la versión ortodoxa y crea que la cuestión pasa por enfriar el consumo, desalentar la demanda, reducir el gasto público) es hacer, si no las mismas cosas que hace Moreno, otras, pero sabiendo que te va a pasar lo mismo que a Moreno: con cierta gente (los que forman precios, los que ganan con la financiación del consumo) por las buenas podés conseguir algo, pero en algún momento -más temprano que tarde- tenés que intentar por las malas.

Pisando algún callo, si hace falta.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Si la gente supiera, dimensionara, el bien que le hace Moreno al sector más vulnerable (el sector que gasta más de la mitad de sus ingresos en comida),tendrìa un monumento en cada barrio. Salvo en Santa Fe y Callao, donde se juntan los cacerolos.
El Colo