LA FRASE

"HABÍA DOS BOTONES, UNO VERDE Y OTRO ROJO, Y YO PENSÉ "EL ROJO DEBE SER PARA VOTAR A FAVOR DE CUBA"." (DIANA MONDINO)

sábado, 2 de marzo de 2019

EXPLICÁME


Los indicadores de la economía son calamitosos, y empeoran mes a mes: caen el empleo, el salario, la producción, el nivel de actividad, a niveles similares a los de la crisis del 2001, o aun peores. La inflación no solo no baja, sino que no para de subir, y las decisiones que toma el gobierno -como los tarifazos- no hacen más que alimentarla.

No hay perspectivas de mejoras ni en el corto ni en el mediano plazo, y desde el gobierno ya ni siquiera se promete que las cosas mejorarán. Por el contrario, y como se pudo comprobar en el increíble discurso de Macri ayer en el Congreso, la estrategia es, simplemente, negar la realidad.

No llegaron las inversiones ni vendrán, hay dudas sobre el “boom exportador” o el aporte del campo, el “veranito financiero” está atado con alambre y todos dan por sentado que este año volverán a caer los salarios, las jubilaciones, el consumo y la actividad

Además de todo lo que está mal en la “macro”, en la ·micro”, en la vida cotidiana de la gente, la crisis pega peor, y se siente más: el sueldo no alcanza, hay angustia y miedo a perder el empleo, la inflación es mayor en los productos básicos de la canasta familiar como los alimentos, no se pueden pagar los servicios.

El gobierno no solo no toma medidas que permitan vislumbrar que se hace cargo de los problemas que generó, sino que insiste en que el rumbo es el correcto, contra toda la evidencia disponible, aun la aportada por ellos mismos. Y como se dijo antes, atraviesan la fase de la megación.

La magnitud de la crisis económica y social desplazó la preocupación de la gente por los presuntos casos de corrupción del gobierno anterior (que son casi el único tema de campaña del oficialismo) al fondo de la lista de prioridades.

Las operaciones que arman con la complicidad de los medios, los jueces y fiscales adictos y los servicios de inteligencia para embarrar y encarcelar opositores y sacarlos de la cancha se les vuelven en contra, y tienen que salir a dar explicaciones inverosímiles, o hacerse bien los boludos.

Para un gobierno cuyo discurso político está siempre anclado en las expectativas (porque no puede ofrecer realidades), nunca estuvo tan devaluada la palabra oficial en general, ni la del presidente en particular: habló en un Congreso con sus alrededores militarizados y nadie lo registró, fue como si oyeran llover.

Hace rato que el discurso oficial está anclado en la seducción del voto propio, el núcleo duro formado por el tradicional tercio antiperonista de la sociedad argentina, han perdido la capacidad de seducir a otros sectores, o de recuperar a sus propios votantes desencantados con la gestión. Salvo para putearlo, claro está.

El liderazgo de Macri ya no es indiscutido, ni siquiera dentro de la propia coalición oficialista: los radicales se le paran de manos cuestionándole estrategias, candidatos y hasta medidas de gobierno y lo desafían en las provincias, parte del “círculo rojo” lo abandona y ya explora otros candidatos (Lavagna, incluso algunos tienden puentes con Cristina), y en el mismo PRO se discute si es conveniente que sea el candidato, y pelee por la reelección; más allá de las posibilidades reales de que esto suceda, porque como bien dijo alguna vez Pagni, el macrismo es ante todo un proyecto biológico.  O el PRO una empresa con un accionista único: Macri.

El gobierno no puede plantear ninguna discusión en el Congreso y debe mantenerlo cerrado, porque no tiene la certeza de imponer su agenda, mientras la oposición “dialoguista” se vuelve dura y busca rivalizar en la crítica al gobierno con los sectores que se le opusieron desde el principio.

Con ese panorama -que no es más que la descripción objetiva de la realidad-, ¿nos pueden explicar como es que hay quiénes sostienen que Macri vuelve a ganar las elecciones? Tuits relacionados:

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