Ustedes son chicos
y no se acuerdan, pero hace un montón de tiempo (algo más de tres) Macri
arrancaba su gobierno y para casi toda la oposición estaba “angelado”: al
crédito inicial que se concede a cualquier gobierno que recién inicia su
mandato, se sumaba el hecho ostensible de que ese mismo gobierno y la oposición
“racional, constructiva y responsable” coincidían en dar por superada la etapa
del kirchnerismo, tanto así se había hecho cargo el “no vuelven más”.
Nosotros, que nos
oponíamos de plano al avance de las iniciativas del gobierno en el Congreso
desde el arreglo con los fondos buitres en adelante, éramos los apestados del
sistema, se nos negaba toda legitimidad política y se nos reducía a una
asociación ilícita formada exclusivamente para delinquir. En ese marco, un
gobierno en minoría en ambas Cámaras lograba acuerdos sólidos en el Congreso
para aprobar las leyes con holgada minoría, casi sin debate: Massa acompañaba a
Macri a Davos, y éste le retribuía el gesto eligiéndolo desde allá como el nuevo
líder del peronismo “deskirchnerizado”.
Aunque muchas cosas
cambiaron en estos casi 39 meses, hay cosas que permanecen iguales a entonces:
la oposición “racional” persiste en negarle legitimidad política al
kirchnerismo, a Cristina y a sus votantes; y en imaginar posibles
“alternativas” para suceder al macrismo. Lo de Cristina vaya
y pase, pues en definitiva son gustos personales, pero a los votantes
kirchneristas poco menos que nos insultan, o nos tratan de nabos o emocionales
que no podemos ver lo obvio: si ella es candidata, seguro gana Macri. Y por eso
nos piden que no seamos nabos y los votemos a ellos, claro que el problema es
que todas las semanas hay un “ellos” distinto.
No son emocionales
-en cambio- los que insisten con los distintos quioscos ensamblables (porque se
arman y desarman en cada elección, cambiando en el medio algunas piezas)
progresistas; ni Massa fiel y empecinado en persistir en su intento de
yugularle votos al peronismo mayoritario (que hoy se nuclea en torno a
Cristina) para facilitarle las cosas al oficialismo, como viene haciendo desde
2013; y sin chance alguna de llegar al poder.
Ninguno de todos
ellos salió a denunciar las arbitrariedades judiciales ni la persecución a
opositores al gobierno (ninguno recogió el guante del discurso de Cristina en
la sesión del miércoles del Senado), y ninguno de ellos dijo nada tampoco
respecto al “D’Alessiogate”. Ni siquiera los “progres” presuntamente sensibles
a este tipo de cuestiones, el silencio es atroz.
La explicación es
-para nosotros- muy sencilla: es porque sigue existiendo el sobreentendido
implícito de que, si el hostigamiento y la persecución son contra el
kirchnerismo y Cristina son bienvenidos, o se justifican y se entienden, porque
“algo habrán hecho”, o “se robaron todo”. Algunos incluso van más allá. Como
Massa que descree de la existencia de presos políticos, o el socialismo acá que
replica el discurso “moralizador” con la presunta “extinción de dominio
provincial”, o apela a la metáfora del revoleo de los bolsos que nunca se
revolearon, dicho sea de paso.
Hay por supuesto,
un cálculo político: todos ellos creen que pueden captar de ese modo votos de
los desencantados con el macrismo, y por que no el de algunos kirchneristas
decepcionados por los casos de corrupción. Aunque ninguna encuesta registre que
algo de ese esté sucediendo, y el clima social indique que lo que se profundiza
es la polarización, persisten en el empeño.
Y en ese tren y
salvo la obcecación de Massa, todos empiezan a converger en torno a la
candidatura de Lavagna, el candidato de la UIA y la AEA, o más propiamente hablando, de Techint: si no nos creen a nosotros, acá lo dice Schiaretti. Acaso porque Massa sea
el de la embajada, que anda queriendo facilitarles a las empresas yanquis la
excursión de shopping para quedarse con empresas argentinas, conocida como
“causa de los cuadernos” (o de las fotocopias, para ser más precisos),
promovida por su juez, el de la servilleta de quien esté como embajador
(Bonadío), el amigo...de Massa.
En eso andan por
estos días los “peronistas perdonables” (Asis dixit) y los “progres” como
Lifschitz y los socialistas santafesinos, rápidos para moverse en la dirección
que su olfato les indica que se están moviendo importantes sectores del
establishment vernáculo. Como hicieron siempre, por otro lado.
El apuro en todo
caso tiene que ver con que hoy olfatean que Macri se derrite (por las causas
que nosotros dijimos en el 2015 que se iba a derretir, y ellos prefirieron
callar y acompañar), en la misma proporción en que crece Cristina; y por eso
quieren reemplazarlo, no solo sucederlo.
Hay una diferencia
no sutil, y tiene que ver con el “para que” quieren plantar una alternativa que
le escape a la polarización; y ahí volvemos al discurso de Cristina: en la
mayoría de los casos (las Pymes progres) para calentar sillas en el Congreso,
o) y si alguien en representación de ese espacio llega a la Rosada, para
vehiculizar las demandas de una de las fracciones del capital, la que empieza a
adversar con la Rosada, porque favorece a otra (el capital financiero, en parte
los grupos exportadores del complejo agropecuario), en desmedro de sus
intereses.
Es decir una nueva versión de la vieja técnica de
cambiar de collar, para seguir con el mismo perro, digamos. Se nota demasiado.
Y para peor, ofreciendo el triste espectáculo en el que, mientras se fortalece
un polo opositor en torno a Cristina, con olvido de viejas querellas y
abdicación de intereses personales, en ese conjunto de egos exacerbados y
liliputienses electorales todos invitan al otro a bajarse y correrse de la
pelea, para facilitar las cosas.
Hace tres años, y justamente a raíz del consenso que el gobierno había logrado en torno al acuerdo con los fondos buitres (consenso del cual estábamos excluidos), decíamos nosotros acá: "Es el momento para ejercer las virtudes de la paciencia y la perseverencia en el sostenimiento de una posición política que puede parece pura pérdida en el presente (al menos eso se dice desde el "pragmatismo"), para capitalizarla políticamente en el futuro; siendo además coherentes con aquello que dijimos en campaña, y para lo cual nos votaron: tras una derrota electoral trascendente, y en un marco de confusión, dispersión, oportunismo y pases de facturas internos que se despliegan en paralelo con una brutal ofensiva del adversario, no es poco mantener la coherencia; al menos en estas cuestiones centrales.
Hace tres años, y justamente a raíz del consenso que el gobierno había logrado en torno al acuerdo con los fondos buitres (consenso del cual estábamos excluidos), decíamos nosotros acá: "Es el momento para ejercer las virtudes de la paciencia y la perseverencia en el sostenimiento de una posición política que puede parece pura pérdida en el presente (al menos eso se dice desde el "pragmatismo"), para capitalizarla políticamente en el futuro; siendo además coherentes con aquello que dijimos en campaña, y para lo cual nos votaron: tras una derrota electoral trascendente, y en un marco de confusión, dispersión, oportunismo y pases de facturas internos que se despliegan en paralelo con una brutal ofensiva del adversario, no es poco mantener la coherencia; al menos en estas cuestiones centrales.
Con todas las autocríticas que hagan falta sobre el resultado electoral y sus causas, pero desde ahí, desde el mantenimiento mínimo de una identidad, una idea y un rumbo. Nunca comprando el discurso del adversario. Y no se pretenda oponer al razonamiento la crítica (sustentada siempre en la enseñanza de Perón en “Conducción Política”) sobre que “no alcanza con ser buenos, si somos pocos”; porque nadie sabe hoy a ciencia cierta cual será el resultado del partido a futuro (más allá de la contingencia de la votación en el Congreso); y porque si el modelo de endeudamiento y burbuja financiera explotan, muchos de los que hoy lo bancan se desmarcarán y dirán que fallaron los supuestos bajo los cuáles concedieron ese apoyo.".
Muy errados no estábamos.
1 comentario:
Bueno es recordar en estos momentos que todos exaltan las virtudes de contador del Pálido, que mientras ejerció el comando de la economía del país, es decir durante el interinato del senador Duhalde que era un nulo en esas cosas, solo tuvo ojos para los grandes exportadores como sus patrones, los Rocca, y que a pesar de recibir de Remes un país devaluado solo consiguió que los mismos la levantaran en pala mientras el resto nos hundíamos, así entregó un país con PyMEs y negocios quebrando, más de 25% de desocupados, 27% de indigentes y 62% de pobres según la metodología del INDEM, con jubilados que de ganar U$S150 pasaron a U$S50 en el mejor momento de dicho intervalo de tiempo, mientras que debido a la altísima desocupación y la crisis precedente, el SMVM que era el ingreso de la mayoría de los que tenían trabajo había pasado de U$S200 a U$S66.
Como decía el Viejo, los hombres son buenos, pero si se los vigila son mejores, o como en castellano antiguo decía el Cantar del Mío Cid, “buen vasallo si hubiera buen señor”, tal como quedó demostrado cuando fue contador del Ministro de economía Néstor que empezó su gestión llamando a paritarias libres, solucionando el problema salarial de los maestros de Entre Rios y subiendo el haber mínimo de los jubilados.
Stop Fly pasajeros Bondi Arbus para pasajeros y equipajes de la lowcost
Nunca menos y abrazos
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