Hemos hablado varias veces acá sobre los cuantiosos fondos que el gobierno de Lifschitz viene invirtiendo en Rosario para atender los negocios de las low cost, que superan los 1750 millones de pesos, casi lo mismo (o más) que piensa gastar este año en subsidiar el boleto de colectivo, por ejemplo.
Eso, pese a que el aeropuerto es manejado por un ente autárquico que, como tal, recauda y administra sus propios recursos: tasas por pasajeros, por vuelos, por aterrizaje y balizamiento, por explotación de locales comerciales y servicios. Y no son pocos: al menos unos 704 millones de pesos previstos para este año, según el presupuesto provincial.
O acaso más, porque en ese mismo presupuestos contemplan como recursos otros 400 millones de pesos destinados al "Fideicomiso Financiero AIR" (Aeropuerto Internacional Rosario), sin aclararse de donde salió tal fideicomiso, y si esos fondos son propios del Ente, o aportados por el Tesoro provincial.
Y nos preguntamos de donde sale tal "fideicomiso financiero" porque, como pueden ver en el decreto cuyas imágenes ilustran el post, recién ahora Lifschitz estaría autorizando su creación, sin indicar la más mínima referencia a los recursos con los que se va solventar, cuáles serían estos y a que estarían destinados, más allá de alguna vaga referencia a obras "para mejorar las ventajas competitivas de los distintos sectores productivos" y "las condiciones necesarias para la exportación e importación de productos", siendo que el aeropuerto de Fisherton es, más que nada, una terminal de pasajeros, no de carga.
Lo que sí sabemos es quien estará a cargo del "fideicomiso financiero", que no es otro que el Banco Municipal de Rosario, a través de BMR Mandatos y Negocios S.A., la estructura legal que utiliza para estos casos:
No es la primera vez que cumple con esa función de administrador de "fideicomisos financieros": veíamos acá como por la misma vía maneja "...de los fondos del cargo solidario para las obras de cloacas y agua potable en Rosario, que se cobra sobre las facturas de Aguas Santafesinas (Decreto 2734/12), los recursos aportados por la provincia al Area Tecnológica Nodo Rosario, (Decreto 3589/13), los préstamos de la Secretaría de Energía para el desarrollo de energías renovables, con fondos de la provincia y no propios (Decreto 741/15), los fondos privados aportados por sociedades controladas para las refacciones en el edificio de la Inspección General de Personas Jurídicas (Decreto 4436/15, caso que terminó en una denuncia penal por negociaciones incompatibles con el ejercicio de la función pública), los fondos destinados a la “puesta en valor” del Patio de la Madera de Rosario (Decreto 4435/16) y los créditos para instalar centros comerciales a cielo abierto en Rosario, con fondos aportados por la provincia (Decreto 4554/16)."
Además, por supuesto, de los recursos del peaje de la autopista Santa Fe-Rosario, las becas a los deportistas santafesinos a través del programa "Santa Fe Más Deporte", los depósitos judiciales de Rosario, el fideicomiso del Laboratorio Productor de Fármacos de la provincia, y la Tarjeta Unica de Ciudadanía a través de la cual el Ministerio de Desarrollo Social transfiere fondos para compras de alimentos en locales adheridos.
El Banco podrá ser nominalmente municipal, pero hace años que está flojito de papeles, y siempre al borde de no quedar encuadrado en las regulaciones del Banco Central por su escasa solvencia patrimonial; y hace rato hubiera caído ya si no lo sostuviera el gobierno provincial, inyectándole depósitos e ingresos vía comisiones por sus servicios, a través de todos los "fideicomisos" mencionados y otros curros varios, en los que realmente no aporta nada; salvo oscuridad en el manejo de los fondos. Como parece ser este caso del aeropuerto de Fisherton, a juzgar por el mismo decreto:
Para que se entienda: aunque el "fideicomiso" figura en el presupuesto provincial con nada menos que 400 millones de pesos, en el decreto no se brinda ninguna precisión al respecto; aunque en el presupuesto toda esa plata no figura como "Recursos Propios de Libre Disponibilidad" (o sea, no son originados en las tasas que percibe el ente administrador de Fisherton), y estaría destinada a obras en la nueva terminal internacional para vuelos de pasajeros, no de carga.
Y por otro lado, también en el presupuesto $ 176.376.000 destinados a cancelar intereses y amortización del endeudamiento con el fideicomiso AIR-BMR, la empresa controlada por el Banco Municipal de Rosario. ¿Cómo es que ya en diciembre del año pasado (cuando se aprobó el presupuesto) se sabía que había que pagarle toda esa plata a un fideicomiso que Lifschitz recién autoriza en abril?
De solo mirar el presupuesto y contra lo que dicen los considerandos del decreto, surge que el fideicomiso sí compromete los aportes del Estado provincial destinados a obras en el aeropuerto; siendo a su vez que no sabemos con que porcentaje de esa plata se queda BMR S.A. (o sea, el Banco Municipal de Rosario) como comisión por "administrar" el fideicomiso.
Si leen atentamente el decreto, verán que todas las opiniones son en potencial, porque nadie sabe a ciencia cierta sobre que base está opinando: ni la Fiscalía de Estado, ni la Secretaría de Finanzas e Ingresos Públicos del Ministerio de Economía, que manifiesta que "...respecto de las condiciones del negocio propuesto (el fideicomiso financiero, aclaramos nosotros), el mismo constituye un instrumento de uso generalizado en el mercado de capitales cuyo resultado dependerá en gran medida de la oportunidad en que se decida instrumentar el mismo y asimismo de las condiciones financieras que se asumen en dicho momento, las cuáles, por razones obvias, no figuran en los actuados..." (las negritas son nuestras). Y eso es así porque el "fideicomiso" está pensado para emitir deuda, con la finalidad (presunta) de financiar las obras, que hasta acá vino financiando la provincia.
Como todo lo vinculado a las relaciones entre la provincia y la Municipalidad de Rosario, en especial su Banco Municipal, este nuevo "fideicomiso" (uno más y van) está rodeado de la más absoluta oscuridad; con el agravante en este caso de que no queda claro cuáles son los "sectores productivos" que se beneficiarían. Porque hasta acá las únicas beneficiarias de toda la movida vienen siendo las aerolíneas "low cost", esas del modelo de flexibilización laboral que tanto le gusta a Lavagna, el candidato presidencial del socialismo.
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