Apenas se supo que Sergio Massa no
competiría en las PASO contra la fórmula compuesta por Alberto Fernández y
Cristina, sino que encabezaría la lista de diputados bonaerenses del Frente de
Todos, comenzó al unísono en los medios hegemónicos la operación “Las PASO son
un gasto inútil”; basada en que no existe competencia real -al menos en el
tramo de la fórmula presidencial- en ninguno de los frentes y alianzas
inscriptos.
Podría pensarse que
en realidad se trata del refrito del discurso derechoso del “costo de la
política”, que cada tanto reaparece tirando cifras que se van abultando con el
paso de los días, para hacer ver el funcionamiento mismo de las instituciones
democráticas como un despilfarro de recursos públicos sin sentido, que bien
podrían destinarse a otros fines.
Es el mismo género
de discurso de “Fútbol Para Todos” versus jardines de infantes, pero peor,
porque basta escuchar o leer un poco a los que lo esgrimen para darse cuenta
que en realidad lo que les jode es la democracia, y haya elecciones: el viejo y
conocido “con los militares estábamos mejor”, y “gastábamos menos”, agregamos
nosotros.
Sin embargo, el
hecho de que en esta ocasión el disparador de ese discurso berreta haya sido el
cierre de listas del principal frente opositor, con serias chances de desplazar
a la alianza gobernante del poder, y que al mismo tiempo haya otros gastos
vergonzosos del Estado que no merezcan quejas (como lo que se paga por
intereses de la deuda, o los subsidios a las petroleras y generadoras de
energía, o los astronómicos intereses que paga el Banco Central por los papeles
que emite), nos dice que detrás de la queja hay otras cuestiones; vinculadas a
la dinámica del proceso electoral.
En efecto, hasta
acá todos los análisis políticos y los armados electorales que se iban gestando
en su consecuencia, giraban en torno a la hipótesis de la inevitabilidad del
balotaje presidencial, porque ninguna fuerza estaría en condiciones de ganar en
primera vuelta. Desde allí por ejemplo se le bajaba el precio al peso electoral
de Cristina, y se hablaba del famoso “techo bajo” que no podía perforar.
Pero de un tiempo a
esta parte (aun antes de la nominación de Alberto Fernández para encabezar la
fórmula) son cada vez más las encuestas que vienen marcando que un posible
triunfo opositor en primera vuelta tiene altas probabilidades; algo que por lo
demás, estaría a tono con los resultados
que se vienen dando en las elecciones provinciales, en especial si consideramos
el ostensible declive del oficialismo.
En ese marco, las
PASO se transforman claramente en la primera vuelta de la elección general, y
precisamente por esa razón es que la mayoría de los espacios tendieron a evitar
la competencia en esa instancia, sobre todo en la fórmula presidencial. Pero
además los resultados de las PASO no son inocuos de cara a la primera vuelta de
las elecciones generales, que vendría a funcionar en ese contexto como un
balotaje.
En efecto, la
dinámica del voto marca que los resultados de una elección, cualquiera sea la
naturaleza de ésta y siempre que se haga sobre la base del padrón general (es
decir que no se trate de una mera interna partidaria), condiciona en gran parte
la de la siguiente a la que está vinculada, en un lapso relativamente corto:
crecen las expectativas de los que obtuvieron buenos resultados, a la inversa
caen de los que alcanzaron flojas perfomance, y aparece el “voto a ganador”,
que termina captando a buena parte de los indecisos.
Si la fórmula FF
estuviera en las PASO a tiro de conseguir la mayoría dispuesta en el artículo
98 de la Constitución Nacional para ganar en primera vuelta (40 % más uno de
los votos válidos afirmativos emitidos, a una distancia de 10 % del segundo),
la primera vuelta estaría casi decidida. Eso es lo que realmente preocupa, y no
cuanto cuestan las PASO: con la economía cayéndose a pique y todos los indicadores dando mal, creen que votar en agosto es suicidarse, como si en los 77 días que median entre las PASO y la elección general, por fin aparecieran los brotes verdes. Tuit e imágenes relacionados:
[OPINIÓN] ¿Y si suspendemos las PASO? https://t.co/naSdwcC2XU | Por Luis Novaresio pic.twitter.com/S7tLwS72jU— infobae (@infobae) 19 de junio de 2019
1 comentario:
Quizás falte un detalle, que no es para nada menor a mi criterio y es que el "gasto electoral" es una cifra, que se ve enorme para nuestros bolsillos anémicos, cuando en realidad es ridículamente mínima si se la compara con las pornográficas cifras del costo de la fuga, la timba financiera y demases delicias de hoy ... poner gráficamente los muchos 0 a la derecha puede parecer un dato poco importante pero que explicaría mejor que nada la verdad de la milanesa.
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