LA FRASE

"QUIERO AGRADECERLES A TODOS LOS ARGENTINOS QUE FUERON A ALENTARME, Y PEDIRLES QUE NO VENGAN MÁS." (FRANCO COLAPINTO)

lunes, 4 de junio de 2012

FELIPE VARELA


Hoy por la tarde en Catamarca y junto a la gobernadora de la provincia, y sus pares de La Rioja, Salta y Santiago del Estero Cristina rindió homenaje a Felipe Varela, al cumplirse 142 años de su muerte en el exilio, en Copiapó, Chile.

En un acto de estricta justicia y de reparación histórica, Cristina dispuso el ascenso post mórtem como general de la Nación de Varela, uno de los últimos caudillos federales que se alzaron en el siglo XIX contra el poder centralista de Buenos Aires, y que se opuso de plano al genocidio del pueblo paraguayo en la guerra de la Triple Alianza, orquestada por Mitre y el imperio del Brasil al servicio de los intereses británicos.

Justamente en plena guerra del Paraguay, y mientras los procónsules mitristas (que dieron muerte al Chacho Peñaloza en 1863) sojuzgaban el interior del país, Varela se lenata en armas contra el gobierno central, y en diciembre de 1866 emite ésta proclama a los argentinos y a los pueblos de América:


“¡Argentinos! El hermoso y brillante pabellón que San Martín, Alvear y Urquiza llevaron altivamente en cien combates, haciéndolo tremolar con toda gloria en las tres más grandes epopeyas que nuestra patria atravesó incólume, ha sido vilmente enlodado por el general Mitre, gobernador de Buenos Aires.

”La más bella y perfecta Carta Constitucional democrática, republicana, federal, que los valientes entrerrianos dieron a costa de su sangre preciosa, venciendo en Caseros al centralismo odioso de los espurios hijos de la culta Buenos Aires, ha sido violada y mutilada desde el año sesenta y uno hasta hoy, por Mitre y su círculo de esbirros.

”El pabellón de Mayo, que radiante de gloria flameó victorioso desde los Andes hasta Ayacucho y que en la desgraciada jornada de Pavón cayó fatalmente en las ineptas y febrinas manos del caudillo Mitre —orgullosa autonomía porteña del partido rebelde—, ha sido cobardemente arrastrado por los fangales de Estero-Bellaco, Tuyutí, Curuzú y Curupaytí.

”Nuestra Nación, tan feliz en antecedentes, tan grande en poder, tan rica en porvenir, tan engalanada en glorias, ha sido humillada como una esclava, quedando empeñada en más de cien millones de pesos fuertes y comprometido su alto nombre a la vez que sus grandes destinos por el bárbaro capricho de aquel mismo porteño que, después de la derrota de Cepeda, lacrimando juró respetarla.

”Compatriotas: Desde que aquél usurpó el Gobierno de la Nación, el monopolio de los tesoros públicos y la absorción de las rentas provinciales vinieron a ser el patrimonio de los porteños, condenando al provinciano a cederles hasta el pan que reservara para sus hijos. Ser porteño es ser ciudadano exclusivista, y ser provinciano es ser mendigo sin patria, sin libertad, sin derechos. Esta es la política del gobierno de Mitre.

”Tal es el odio que aquellos fratricidas tienen a los provincianos que muchos de nuestros pueblos han sido desolados, saqueados y guillotinados por los puñales de los degolladores de oficio, Sarmiento, Sandes, Paunero, Campos, Irrazábal y otros varios oficiales dignos de Mitre.

”Empero, basta de víctimas inmoladas al capricho de mandones sin ley, sin corazón y sin conciencia. Cincuenta mil víctimas hermanas, sacrificadas sin causa justificable, dan testimonio flagrante de la triste e insoportable situación que atravesamos y que es tiempo ya de contener.

”¡Valientes Entrerrianos! Vuestros hermanos de causa en las demás provincias os saludan en marcha al campo de la gloria, donde os esperan. Vuestro ilustre jefe y compañero de armas, el magnánimo Capitán General Urquiza, os acompañará y bajo sus órdenes venceremos todos, una vez más, a los enemigos de la causa nacional.

”A él y a vosotros obliga concluir la grande obra que principiasteis en Caseros, de cuya memorable jornada surgió nuestra redención política consignada en las páginas de nuestra hermosa Constitución, que en aquel campo de honor escribisteis con vuestra sangre.

”¡Argentinos, todos! ¡Llegó el día de mejor porvenir para la Patria! A vosotros cumple ahora el noble esfuerzo de levantar del suelo ensangrentado el pabellón de Belgrano para enarbolarlo gloriosamente sobre las cabezas de nuestros liberticidas enemigos.

”Compatriotas: ¡A las armas!... ¡Es el grito que se arranca del corazón de todos los buenos argentinos!

”¡Abajo los infractores de la ley! ¡Abajo los traidores a la Patria! ¡Abajo los mercaderes de cruces en la Uruguayana, a precio de oro, de lágrimas y de sangre Argentina y Oriental!

”¡Atrás los usurpadores de las rentas y derechos de las provincias en beneficio de un pueblo vano, déspota e indolente!

”¡Soldados federales! Nuestro programa es la práctica estricta de la Constitución jurada, el orden común, la paz y la amistad con el Paraguay y la unión con las demás Repúblicas Americanas. ¡Ay de aquel que infrinja este programa!

”¡Compatriotas Nacionalistas! El campo de la lid nos mostrará al enemigo; allá os invita a recoger los laureles del triunfo o la muerte, vuestro Jefe y amigo.”

Varela es uno de los tantos olvidados de la historia oficial, porque como decía Rodolfo Walsh, los dueños de la historia son los dueños de todas las demás cosas: naste ver como consideraba Varela a Mitre, para entender porqué la historiografía oficial lo relegó al olvido.

Y hasta el canto popular: cuando las tropas mitristas del santiagueño Taboada lo derrotaron en la batalla de Pozo de Vargas el 10 de abril de 1867, sus tropas encontraron entre el desbande de la montonera la letra original de la auténtica zamba de Vargas, que no es la que hasta hoy se ha difundido, creada por los mitristas santiagueños.

Decían sus versos: 

"Los nacionales vienen
¡Pozo de Vargas!
Tienen fusiles y tienen
las uñas largas.
¡Lanzas contra fusiles!
¡Pobre Varela!
¡Que bien pelean sus tropas
en la humareda!"

Otro gesto de reparación simbólica de una presidenta que nos enorgullece en el presente y nos hace confiar en el futuro, porque conoce la verdadera historia de nuestro pasado.

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