El principio de todo fue cuando
Gerardo Morales mandó a la justicia de su provincia a detener a Milagro Sala y
otros compañeros y compañeros de la Tupac, por un acampe frente a la casa de
gobierno. Jujuy se perfilaba por entonces como el laboratorio de ensayo de lo
que luego vendría para todo el país: la cacería judicial de los opositores al
gobierno, llevándose puestas en el camino las leyes y garantías
constitucionales.
Pero el proceso
tuvo un hito decisivo el 25 de octubre del año pasado, cuando la Cámara de
Diputados privó de sus fueros a Julio De Vido, por “inhabilidad moral”, en los
términos del artículo 66 de la Constitución; pese a que por entonces en las
causas en las que se requería su desafuero (una de ellas a cargo del inefable
Bonadío) no había sido indagado ni procesado, ni se le había dictado la prisión
preventiva.
La “inhabilidad
moral” fue el atajo que encontró el oficialismo para excluir de su banca a un
diputado opositor votado por el pueblo, en la misma Cámara que tiempo después
se negaría a desaforar a la chaqueña Aída Ayala, pese a tener indagatoria,
procesamiento y auto de prisión preventiva confirmado, por lavado de dinero.
Zigzagueante la moral de “Cambiemos”, parece.
Pero el desafuero
de De Vido (que requirió de los dos tercios de los votos de los miembros
presentes) no hubiera sido posible sin el concurso de buena parte de la
oposición, y -también hay que decirlo- sin la cobardía del bloque kirchnerista,
que no bajó al recinto a defenderlo; acaso pensando que todo terminaba en él y
la cacería se detendría allí, o vaya uno a saber basados en que razonamiento,
que el tiempo demostró equivocado. Incluso hubo alguno del bloque (como la
rionegrina María Emilia Soria) que votó a favor del desafuero.
En la
defenestración de De Vido se prendieron todos: el “peronismo racional” con
“Sanguchito” Bossio a la cabeza, el massismo con el propio Massa, Graciela
Camaño, Felipe Solá (los dos últimos, justificando su postura en los medios hace muy poco), Facundito Moyano y el hijo de Lavagna incluidos, la “sorora”
Vicky Donda y el otro diputado de Liebres del Sur, Stolbizer, Daer (el del
triunvigato de la CGT), Binner, Ciciliani y el resto del bloque socialista, los
tres diputados del bloque de la izquierda y hasta Alcira Argumedo, hoy una
virtual kirchnerista tuitera. El acta completa con la votación, acá.
Todos ellos, ellas
y elles son -en consecuencia- tan responsables como el oficialismo de que Julio
De Vido sea hoy un preso político del régimen macrista, en una causa basada en
una pericia trucha según se revelaría luego en el juicio oral; y por carácter
transitivo, son también responsables de la cacería judicial de opositores que
se desató desde entonces, alentada por el precedente; que algún día podría
volvérseles en su propia contra.
Corridos por los
medios (como siempre), asustados por un posible carpetazo en su contra, o
especulando con capitalizar electoralmente el descrédito del kirchnerismo por
las denuncias de corrupción (como pasó con la proscripción del peronismo luego
del golpe del 55’), por lo que fuere, todos los que ese día levantaron la mano
son cómplices de lo que pasó con De Vido, y de lo que vendría después; máxime cuando para peor casi ninguno de ellos trate de tomar distancia de la fase actual de la cacería, porque está haciendo blanco en Cristina, con el ánimo de sacarla de la cancha electoral.
Estas cosas hay que recordarlas no para echar sal en las heridas de nadie, ni torpedear los intentos de unidad opositora, sino para que después no nos sorprendamos si aparecen Massa o Urtubey a decir que hay que quitarle los fueros a Cristina, para que vaya presa; mientras algunos hacen malabares teóricos para incluirlos -a como dé lugar- en esos intentos.
Estas cosas hay que recordarlas no para echar sal en las heridas de nadie, ni torpedear los intentos de unidad opositora, sino para que después no nos sorprendamos si aparecen Massa o Urtubey a decir que hay que quitarle los fueros a Cristina, para que vaya presa; mientras algunos hacen malabares teóricos para incluirlos -a como dé lugar- en esos intentos.
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