No se puede decir que sorprenda que pasen
estas cosas en un gobierno radical: el Congreso vallado, sesionando en medio de
un impresionante operativo policial, con una mezcla de represión salvaje,
cacería indiscriminada de manifestantes, y blancos precisos señalados en listas
previas: delegados de Télam, periodistas y fotógrafos de medios alternativos,
dirigentes sociales y sindicales. La parafernalia represiva de Macri y Patricia
Bullrich utilizando sin escrúpulos los métodos de las dictaduras, para dolor de
Natanson y sus elucubraciones teóricas sobre las derechas en América Latina.
Un Congreso vallado
para sancionar una ley impopular, a pedido del FMI, para garantizar la
valorización financiera, la fuga de capitales y el pago de la deuda; como la
reforma previsional de diciembre pasado que marcó el punto de quiebre hacia la
descomposición del régimen macrista, y como con las leyes de “déficit cero” o
la concesión de los “superpoderes” a Cavallo en el 2001. Un 2001 que parecen
empeñados en repetir, al que todavía le falta por ahora alguna versión de “corralito”
que los termine de malquistar con su propio electorado; pero en eso andan, con
la bomba de las LELIQ’s, ancladas en los plazos fijos de los ahorristas.
El gobierno de
Macri terminará logrando aprobar el presupuesto con un quórum muy ajustado para
comenzar a sesionar, y seguramente con una mayoría también muy ajustada para lograr la
aprobación: recordemos que el presupuesto de éste año fue aprobado en diciembre
del año pasado por 165 votos contra 64. Con los gobernadores peronistas (sobre
todo los del acto en Tucumán el 17 de octubre) repartiendo votos para todos
lados, y con los puntanos de Rodríguez Saá aportando al quórum, para luego
votar en contra; hechos que sin dudas terminarán repercutiendo a futuro en los
intentos de “unidad peronista con todos adentro”.
En el recinto, un
debate desparejo, porque no hubo un oficialista que pudiera defender, con
argumentos mínimamente razonables y no vergonzantes, el engendro que iban a
votar; y con Massot invitando a pelear a Leopoldo Moreau “por el honor de su
familia”, la cómnplice de genocidas: un genuino exponente de la pata civil del
procesismo, que está en el corazón mismo del PRO desde sus inicios y desde el
propio Macri. La contracara, el brillante discurso de Axel Kicillof que pueden ver completo en el video de apertura: un preciso resumen de que es lo que implica el presupuesto que el macrismo piensa aprobar, y el contexto en el que se discute.
Como confesaba con
total impudicia la columna de Rabanal en Ambito Financiero de ayer, lo que el presupuesto
en concreto dice no le interesa a nadie del gobierno, simplemente se trata de
darles “señales” a los mercados, pocas horas antes del tratamiento en el
directorio del FMI del acuerdo secreto. Por otro lado, el grueso de la
población mira el tema con indiferencia y no pocos, creyendo que no los afecta; pero más temprano que tarde, todos van a terminar entendiendo que sí, por
las malas y en cuero propio.
Los que se
movilizaron lo seguirán haciendo, aun a riesgo de represiones y capuchitas de
la AFI infiltrados para provocar disturbios, porque no hacerlo sería darle la
victoria al macrismo, que necesita las calles despejadas, tanto como tiene los
medios alineados, y parte de la oposición “gauchita” y dispuesta a ayudar. ¿La respuesta del gobierno entonces será intensificar la represión? Porque deberían saber a donde conduce eso.
El signo del
proceso es indetenible: el gobierno ajusta y reprime, o debe reprimir porque
ajusta, y no hay más prospecto a futuro que ese, y en esas condiciones deberá
enfrentar la campaña electoral; mientras la calle ya le empieza a marcar el
pulso al palacio: hasta “Sanguchito” Bossio y el bloque de Massa terminarán
votando en contra.
El sueño de Durán
Barba de desplumar a la gallina sin que grite, reemplazado por la cruda
realidad de apostar al bolsonarismo social: sale de escena Carolina Stanley y
la seducción lubricada del piquete porque hay otras prioridades de gastos,
entra Pato Bullrcih, los balazos de goma y los gases. Macri laudó la presunta
interna entre las dos conforme a sus más íntimas convicciones.
Y la oposición se organiza en torno a los que
vienen resistiendo (aunque a muchos propios no les guste la palabra) al
macrismo desde el principio, o si prefieren con ellos adentro, cuando hace
menos de tres años eran los réprobos a excluir del debate democrático; mientras
muchos se desvivían por aportar gobernabilidad. Solo falta que la construcción
política y los armados electorales reflejen eso que ya se palpa en la calle.
No hay comentarios:
Publicar un comentario