FALTAN FOJAS, SOBRAN FOTOS, FALTA VERGÜENZA

Leemos en Clarín la información sobre las presuntas fojas adulteradas del informe del ex Fiscal de Investigaciones Administrativas, Ricardo Molinas, sobre el proceso de adquisición de Papel Prensa por ellos y sus socios de La Nación y La Razón. 

El intento de Clarín de reducir el tema a la existencia o no de un par de fojas de un expediente de 1988 es patético; como si de eso dependiera o no demostrar su complicidad con la dictadura, y la obtención de Papel Prensa como contraprestación. "Compradores de buena fe", dicen los abogados de Clarín del negociado que hicieran con Videla y los señores de la muerte hace más de 30 años. 

A veces hay que detenerse a pensar si no es errado hablar de "complicidad civil" con la dictadura; y reformular la idea: el golpe del 76' y el baño de sangre posterior se gestaron para civiles: los grandes grupos económicos de la Argentina que necesitaban despedir, desaparecer y asesinar trabajadores, intervenir sindicatos, proscribir las huelgas y las comisiones internas, encarcelar dirigentes; mientras saqueaban el patrimonio público y estatizaban sus deudas para que las pagáramos entre todos.

Todo mientras le susurraban al oído a los centuriones que lo que estaban haciendo era por Dios y la Patria, para salvar los valores de la civilización occidental y cristina amenazados por el demonio marxista.

Faltan fojas, dice Clarín, sobre la investigación de Molinas del caso Papel Prensa.

Sobran fotos y tapas, decimos nostros: testimonios imborrables de su complicidad con los responsables de la mayor tragedia de la historia argentina.

Y sobre todo, les falta vergüenza.

Y no crean que hay que remontarse al pasado para comprobarlo: por estos días ADEPA (los autoerigidos custodios de la libertad de prensa en la Argentina), emitió un comunicado repudiando la decisión de un fiscal federal de pedir el allanamiento del diario La Nueva Provincia de Bahía Blanca (baluarte de la ultra derecha procesista si los hay), en busca de elementos que ayuden al esclarecimiento de delitos de lesa humanidad que -por fin después de tantos años- se están empezando a investigar en la ciudad del sur bonaerense.

Como para que no queden dudas, no están defendiendo la libertad de prensa ni nada parecido: están defendiéndose a ellos mismos por su complicidad con la masacre, contribuyendo todo lo que puedan a entorpecer el camino de la verdad y la justicia.

Porque si se avanza por ese camino, más tarde o más temprano deberán pagar sus culpas, como lo están haciendo los autores materiales del genocidio de la dictadura.