LA FRASE

"HABÍA DOS BOTONES, UNO VERDE Y OTRO ROJO, Y YO PENSÉ "EL ROJO DEBE SER PARA VOTAR A FAVOR DE CUBA"." (DIANA MONDINO)

martes, 27 de marzo de 2012

OSVALDO PEPE REDOBLA LA APUESTA


Fortalecido por el respaldo de sus colegas por las críticas de Cristina (Lanata por ejemplo, con su profundidad habitual, nos aclara que no es Menguele), Osvaldo Pepe redobla la apuesta y devuelve el mandoble: como le dijeron nazi por sus comentarios por los lazos genéticos entre los militantes de la Cámpora y sus padres montoneros; el hombre acusa al kirchnerismo de nazi.

Algo que por supuesto no es novedoso: desde aquélla tristemente célebre tapa de Fontevecchia en Noticias con Kirchner presentado como el mismísimo Führer, ya es costumbre la asimilación.

Pero acá viene envuelta de academicismo: no es el Pepe quien dice que el kirchnerismo es casi casi igual al nacionalsocialismo, sino que se lo hace decir a los politólogos.

Y resulta que ahora -luego de constatar la absoluta inutilidad del arco opositor- la responsabilidad del desmadre de los partidos políticos la tiene el kirchnerismo; que los arrolló con su dinámica política, no con doce millones de votos.

Es decir que el resultado electoral es apenas una circunstancia, y para colmo desafortunada; no ya para los deseos personales de Pepe sino para la misma democracia argentina; porque abrió la puerta para la consolidación de un régimen hegemónica que apunta -en definitivas- a suprimir el sistema de partidos o reemplazarlo por un unicato, al mejor estilo nazi.

Que ese mismo proyecto político haya impulsado la discusión y sanción por el Congreso de una reforma política que obliga (entre otras cosas) a que los partidos elijan a sus candidatos en interna obligatorias con la participación de todos los ciudadanos es -para Pepe- una anécdota tan insignificante que no merece siquiera mencionarse.

Reforma que además les garantiza a los partidos el acceso gratuito e igualitario a la publicidad en los medios masivos y les impone a cambio (al fnal, algún componente autoritario tenía que tener, viniendo de un protonazismo como el kirchnerismo) nada más y nada menos que tener afiliados, y conservarlos; para seguir subistiendo como partidos reconocidos por el Estado.

Por supuesto que la nota está escrita de un modo tal de decir enormidades, sin terminar de decirlas; cosa de tener un reaseguro ante un probable retrueque presidencial.

Algo que desde acá nos atrevemos a decir es innecesario e inconveniente, porque además es validar el rol político que se autoatribuyen estos personajes.

Rol directamente proporcional a la constatación de la inutilidad opositora que vienen marcando a diario en sus columnas, que marcan que los que buscan una democracia sin partidos (o con partidos que hagan siempre lo que les digan) son ellos.

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